El caso ProCultura, vinculado a presuntos manejos irregulares de fondos públicos, escaló a un nuevo nivel tras filtrarse conversaciones interceptadas del presidente Gabriel Boric. Mientras el Frente Amplio (FA) denunció una «estrategia de espionaje con fines políticos», el mandatario mantuvo su postura institucional: «Que se investigue todo lo que haya que investigarse, caiga quien caiga». Este choque de narrativas revela la tensión entre la sospecha de persecución partidista y la defensa de la independencia judicial.
Latife Soto y su lectura: «Una gran tragedia para el gobierno»
En un giro inusual, la vidente Latife Soto, en su programa junto a José Antonio Neme, lanzó una serie de predicciones sobre el caso tras consultar sus cartas. Según ella, el escándalo traerá una «gran caída, muy fuerte» para el gobierno, con «mucha gente involucrada» y «seis u ocho mil millones [de pesos] en juego». Además, advirtió que «van a tratar de sacar al fiscal [Carlos Palma, suspendido], pero no será fácil».
¿Pacto entre izquierda y derecha? La teoría de la «brujita»
Soto agregó un elemento polémico: «Todo esto es un juego para los políticos. La izquierda y la derecha hicieron un pacto entre ellos […] sacrifican a uno y lo mandan preso, pero no siempre son las personas directamente involucradas». Esta declaración, aunque carente de evidencia concreta, refleja la percepción pública de que el caso podría instrumentalizarse para proteger a figuras clave, alimentando la desconfianza en el sistema.
Alerta a Boric: salud emocional y una mujer «desesperada»
La vidente también dirigió advertencias personales al presidente: «Tiene que cuidar su salud […] le afectan las cosas emocionalmente». Además, mencionó a una «mujer muy desesperada, que está llorando», sin identificar si se trata de una figura política, funcionaria o allegada al caso. Este vago pronóstico, aunque especulativo, podría intensificar rumores en un clima ya cargado de incertidumbre.
Análisis: ¿Predicción o profecía autocumplida?
Las declaraciones de Soto, más allá de su naturaleza esotérica, operan como un termómetro de la ansiedad política en torno al caso ProCultura:
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Impacto mediático: Sus palabras, amplificadas por plataformas de entretenimiento, influyen en la narrativa pública, incluso sin sustento fáctico.
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El rol del fiscal suspendido: La mención a Carlos Palma reactiva el debate sobre su remoción y la independencia de la Fiscalía.
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Género y poder: La alusión a una mujer en crisis podría vincularse, en el imaginario colectivo, a figuras como María Constanza Gómez («Coni»), representante legal de ProCultura, cuya formalización se discute.
El caso ProCultura ya no es solo un laberinto judicial: se ha convertido en un campo de batalla donde confluyen acusaciones políticas, predicciones mediáticas y desgaste emocional. Mientras la oposición habla de «espionaje», Boric apela a la institucionalidad, y voces como la de Soto añaden capas de dramatismo. En este contexto, cada revelación —ya sea legal o astrológica— alimenta una crisis que desafía tanto al gobierno como a la credibilidad del sistema.
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