La actividad física vuelve a posicionarse como un componente clave en la salud cerebral. Según una reciente investigación de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, moverse apenas 35 minutos a la semana puede reducir el riesgo de demencia hasta en un 41 %, una cifra que refuerza la importancia del ejercicio incluso en dosis mínimas.

El hallazgo es especialmente significativo considerando que muchas personas asocian la prevención de enfermedades cognitivas como la demencia con cambios drásticos en el estilo de vida. Sin embargo, estos nuevos datos confirman que pequeñas acciones diarias —como caminar o subir escaleras— pueden tener un impacto profundo en la función cognitiva.

Un problema creciente de salud pública

La demencia, que afecta principalmente la memoria y otras funciones cognitivas, representa un desafío sanitario creciente a nivel mundial. Los síntomas incluyen desde pérdida de memoria y dificultades para comunicarse hasta desorientación espacial, cambios en la conducta y problemas en la toma de decisiones, según la Clínica Mayo.

Frente a este panorama, la prevención se vuelve crucial. El estudio de Johns Hopkins, que analizó los hábitos de más de 90.000 adultos, encontró que incluso quienes realizaron entre 25 y 60 minutos de ejercicio moderado por semana redujeron su riesgo de demencia en un 60 %. Aquellos que superaron los 140 minutos semanales alcanzaron una reducción del 69 %.

“La idea es reforzar que todo movimiento cuenta”, afirmó Amal Wanigatunga, investigadora principal del estudio. “No se necesita una rutina de gimnasio exigente para cuidar la salud cerebral”.

Más allá de la memoria: beneficios amplios del ejercicio

La actividad física no solo ayuda a prevenir la demencia, sino que también mejora la neuroplasticidad, el flujo sanguíneo cerebral, la generación de nuevas neuronas y el volumen cerebral. Esto se traduce en una mejora en funciones como la memoria, la atención, la resolución de problemas y la regulación emocional.

El ejercicio también influye en la salud auditiva, un aspecto poco explorado pero clave, ya que la pérdida de audición puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo. Al mejorar la comprensión auditiva, el ejercicio contribuye al bienestar social y mental en adultos mayores.

Actividades simples, efectos profundos

Una de las conclusiones más optimistas del estudio es que no se requiere una actividad estructurada para obtener beneficios. Tareas cotidianas como caminar a paso ligero, hacer jardinería, pasear al perro o bailar pueden ser igual de eficaces si se realizan con regularidad.

“Cualquier actividad que eleve la frecuencia cardíaca y que sea placentera es válida”, aseguró Wanigatunga. Lo esencial es mantener la constancia.

Un enfoque más accesible para la prevención

Este enfoque práctico y accesible representa un giro importante en las estrategias de salud pública. En lugar de enfocarse únicamente en intervenciones complejas o costosas, se refuerza la idea de que incorporar movimiento en la vida diaria puede ser un primer paso poderoso para proteger el cerebro del envejecimiento.

La ciencia lo confirma: cinco minutos pueden marcar la diferencia.

1. Importancia del ejercicio para el cerebro

  • Mejora la función cognitiva.

  • Ayuda a prevenir enfermedades neurodegenerativas como la demencia.

  • Complementa otros enfoques preventivos: dieta mediterránea, ejercicios mentales, manejo del estrés.

2. Investigación clave: Universidad Johns Hopkins

  • 35 minutos de ejercicio semanal → 41 % menos riesgo de demencia en 4 años.

  • Estudio basado en más de 90.000 adultos.

  • Beneficios progresivos según tiempo dedicado:

    • 25–60 min/semana → ↓ 60 % riesgo

    • 70–130 min/semana → ↓ 63 %

    • 140+ min/semana → ↓ 69 %

  • “Todo movimiento cuenta” – Amal Wanigatunga

3. Síntomas comunes de la demencia (Mayo Clinic)

  • Pérdida de memoria.

  • Problemas de lenguaje y orientación espacial.

  • Dificultades para planificar y organizar.

  • Cambios emocionales: agitación, paranoia, comportamiento inapropiado.

4. Mecanismos de protección del ejercicio

  • Aumenta la neuroplasticidad (formación de nuevas conexiones neuronales).

  • Mejora el flujo sanguíneo cerebral y favorece la neurogénesis.

  • Incrementa el volumen cerebral.

  • Fortalece la resiliencia mental frente al envejecimiento.

5. Tipos de actividad recomendada

  • Cualquier ejercicio moderado o vigoroso:

    • Subir escaleras

    • Paseos ligeros

    • Actividades domésticas con intensidad

  • Lo importante: regularidad y disfrute.

6. Otros beneficios del ejercicio regular

  • Mejora funciones cognitivas: pensamiento, memoria, solución de problemas.

  • Reduce ansiedad y depresión.

  • Mejora la audición y la comprehensión auditiva, clave en la prevención de demencia.

Conclusión

La prevención de la demencia no requiere grandes esfuerzos. Incorporar pequeñas dosis de actividad física diaria puede marcar una gran diferencia en la salud cognitiva a largo plazo.

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