Las delegaciones de Irán y Estados Unidos retomaron este viernes en Roma la quinta ronda de negociaciones sobre el programa nuclear iraní, en medio de fuertes discrepancias que amenazan con frustrar cualquier posibilidad de acuerdo. La cuestión central sigue siendo el nivel de enriquecimiento de uranio que Teherán se niega a reducir, insistiendo en que se trata de un derecho soberano con fines civiles.

El proceso de diálogo, iniciado en abril, representa el canal más directo entre ambas potencias desde que Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear de 2015 durante el mandato de Donald Trump. Pese a su retorno al poder, el presidente republicano ha reafirmado una postura inflexible: respalda las negociaciones, pero ha advertido que no dudará en emplear la fuerza si Irán no cede.

Desde la otra orilla, el régimen iraní busca un nuevo acuerdo que permita aliviar las sanciones económicas. Sin embargo, exige que se respete su derecho al desarrollo nuclear civil, actualmente con niveles de enriquecimiento del 60%, lejos del 90% necesario para una bomba, pero muy por encima del 3,67% fijado en el pacto original.

La ronda previa, celebrada en Omán, culminó sin consenso. Steve Witkoff, enviado estadounidense, aseguró que Washington no aceptaría “ni un uno por ciento” de enriquecimiento. Irán respondió de inmediato que esa exigencia era inaceptable.

“El enriquecimiento de uranio con fines civiles no es negociable”, insistió el ministro de Exteriores iraní, Abás Araqchi, quien anticipó que si persisten las demandas de frenar el enriquecimiento, “no habrá acuerdo”.

La reunión ocurre días antes del encuentro del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en junio, y a escasos meses de la expiración del acuerdo de 2015, prevista para octubre. Con el reloj en contra, aumentan las tensiones en Medio Oriente. Esta semana, CNN reveló que Israel prepara posibles ataques a instalaciones nucleares iraníes. En respuesta, Teherán advirtió que responsabilizará a Estados Unidos por cualquier agresión israelí.

En paralelo, los países europeos firmantes del acuerdo —Reino Unido, Francia y Alemania— advirtieron que podrían reimponer sanciones si Irán incumple sus compromisos. Araqchi replicó que esa decisión implicaría “el fin del papel de Europa en el acuerdo” y escalaría la crisis a niveles “irreversibles”.

Con las posturas aún distantes, la comunidad internacional observa con cautela un proceso que, aunque mantiene el diálogo, muestra signos de estancamiento en un momento decisivo para la seguridad regional y global.

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