El 11° Termómetro de Salud Mental en Chile, elaborado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) en conjunto con el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, reveló que un 12,7% de los encuestados presenta sospecha o síntomas de problemas de salud mental, cifra que representa la más baja desde que comenzó la medición. Sin embargo, el estudio evidencia una persistente preocupación en la ciudadanía, encabezada por el temor a la delincuencia y el crimen organizado.
La encuesta, aplicada a 2.315 personas mayores de 18 años a través de entrevistas telefónicas, tiene como objetivo monitorear la evolución del bienestar psicológico de la población chilena en el tiempo.
Delincuencia y crimen organizado: principales fuentes de estrés
Uno de los hallazgos más significativos corresponde a los factores estresores. Un 61,5% de los consultados se declaró «altamente estresado» al pensar en el crimen organizado y el narcotráfico, mientras que un 62,6% manifestó el mismo nivel de estrés ante la posibilidad de ser víctima de un delito.
Otros factores de alto impacto emocional incluyen la situación económica futura (45,2%), los cambios socio-políticos del país (43,4%) y el cambio climático (39,5%).
Género, depresión y síntomas frecuentes
El estudio muestra una brecha de género considerable: mientras que un 17,8% de las mujeres presenta sospechas o síntomas de problemas de salud mental, la cifra en hombres baja a 7,3%. En cuanto a síntomas de depresión, las mujeres triplican los niveles reportados por los hombres (19,5% vs. 6%).
En general, un 33,3% reporta sentirse constantemente agobiado, un 30% sufre pérdida de sueño, un 21,3% se siente deprimido y un 19,8% presenta problemas de concentración. Un 13% de la muestra exhibe síntomas moderados o severos de depresión.
Además, entre quienes sufren de insomnio, el 25,8% presenta signos de ansiedad generalizada, lo que marca un aumento respecto a abril de 2024. La interferencia de estos síntomas con la vida cotidiana también es significativa: el 47% de quienes tienen depresión severa reportan dificultades para atender su hogar o relacionarse con otros.
Condiciones crónicas, soledad y vínculos sociales
Las personas con dos o más enfermedades crónicas muestran mayor prevalencia de depresión (19%) que quienes no tienen condiciones médicas (7,9%).
Por otro lado, la soledad también aumentó. Un 19% de los encuestados reportó sentirse frecuentemente excluido o falto de compañía, especialmente en el grupo etario entre 30 y 39 años y entre las mujeres. Además, el apoyo social percibido ha disminuido, con un 10,4% identificando un bajo nivel de respaldo, frente al 7,8% en noviembre de 2024.
Trabajo, agotamiento y estilo de vida
En el ámbito laboral, un 24% de los trabajadores se siente agotado al final de su jornada, y un 12,2% sufre solo al pensar en iniciar un nuevo día de trabajo. Sin embargo, la satisfacción laboral sigue siendo alta, con un 77,9% que declara sentirse muchas veces o siempre satisfecho con su empleo. Esta cifra se eleva al 81,2% entre quienes trabajan remotamente.
Pese al cansancio, se observó una mejora en el tiempo libre y energía para relaciones personales, con un aumento del 8,2% al 13,9% en quienes dicen tener suficiente energía para su familia y amigos.
En cuanto a estilo de vida, un 8,6% de la población presenta problemas de insomnio moderado o severo, más comunes en mujeres (13,1%) que en hombres (3,9%). El sedentarismo alcanza al 27,7%, lo que representa una baja de 4,1 puntos porcentuales respecto de abril de 2024. Finalmente, el consumo de riesgo de alcohol afecta al 10,1% de la población, siendo más frecuente en hombres (11,9%) que en mujeres (8,4%).
El cruce entre trabajo y salud mental muestra que los desempleados presentan mayores problemas de sueño (14,4%), aunque son menos sedentarios. En tanto, quienes están empleados exhiben mayor prevalencia de consumo riesgoso de alcohol (12,5%).
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