Con preocupación y cautela fue recibida al interior de las Fuerzas Armadas la decisión del Presidente Gabriel Boric de retirar a los dos agregados militares de Chile en Tel Aviv, medida anunciada por la Cancillería esta semana. Aunque desde el gobierno se ha insistido en que se trata de una acción en línea con la postura crítica hacia el conflicto en Gaza, en círculos castrenses se teme que este sea solo un primer paso hacia una eventual ruptura de relaciones diplomáticas con Israel.
Fuentes militares y de Defensa advierten que esta decisión podría afectar seriamente la cooperación técnico-militar entre ambos países, especialmente considerando la larga y estrecha relación que Chile mantiene con Israel en materia de adquisición de armamento, tecnología y ciberseguridad.
Desde la llegada de Boric a La Moneda, los vínculos con proveedores israelíes han mostrado una tendencia a la baja, aunque aún se mantienen en varios frentes. La Armada, por ejemplo, opera misiles Barak 1, mientras que el país ha adquirido fusiles Galil, drones, misiles antitanques Spike, cohetes LAR-160, y software de inteligencia. Uno de los sistemas más sensibles, utilizado por la Policía de Investigaciones, proviene de la empresa israelí EGO y permite interceptar comunicaciones en tiempo real.
La medida también deja en suspenso el rol que históricamente han jugado los agregados militares como puente institucional entre ambos países. Estos representantes gestionan programas de mantención de equipos, gestiones de compraventa y colaboraciones técnicas, además de actuar como observadores en maniobras militares y generar vínculos de confianza con las Fuerzas de Defensa de Israel.
A nivel político, exministros de Defensa han manifestado su preocupación. José Antonio Gómez, quien encabezó la cartera durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, sostuvo que romper los vínculos con Israel “sería muy perjudicial para el país y su defensa”, destacando que se trata de una relación construida durante décadas. Gómez recordó además que la exclusión de empresas israelíes en la última Feria Internacional del Aire y del Espacio (FIDAE) ya había encendido alertas en el sector.
Mario Desbordes, extitular de Defensa en el gobierno de Sebastián Piñera, también criticó la decisión y llamó al Ejecutivo a separar los gestos políticos de la estrategia de defensa: “El Presidente puede tener una opinión política sobre lo que ocurre en Medio Oriente, pero no puede dañar una relación que ha sido clave para nuestras Fuerzas Armadas”.
Al interior del mundo militar, el retiro de los agregados es considerado como una señal “grave”, debido al impacto que podría tener en la operatividad y actualización del material de defensa. Además, la búsqueda de nuevos proveedores, como Francia, España o Reino Unido, implicaría mayores costos y desafíos logísticos.
El anuncio se produce en la antesala de la última cuenta pública del Presidente Boric este domingo, instancia en la que se especula podría anunciar medidas adicionales respecto a la relación bilateral con Israel. De concretarse una ruptura total, marcaría un drástico cambio en la política exterior chilena y su histórica cooperación con ese país en materia de seguridad y defensa.
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