El 26 de enero de 1999, el noticiero central de Canal 13 sorprendió con la emisión de una impactante noticia: la desclasificación de registros de dos avistamientos de un Objeto Volador No Identificado (OVNI) de proporciones gigantescas, detectado por el satélite geoestacionario ambiental GOES8 de Estados Unidos.
Los avistamientos ocurrieron en dos fechas distintas: el primero, el 17 de julio de 1992 frente a las costas de Chile, y el segundo, el 7 de abril de 1996 frente a las costas de Brasil. En ambos casos, el objeto fue descrito como un cuerpo circular con un diámetro aproximado de 400 kilómetros.
Pese a que la información fue eliminada rápidamente de los servidores estadounidenses, en Chile se lograron conservar registros gracias a dos organismos: el Servicio Aéreo Fotométrico de Santiago capturó el fenómeno frente a Chile en 1992, y el Centro Meteorológico Regional de Antofagasta hizo lo propio en 1996 con el caso de Brasil.
En 2005, el Comité de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (CEFAA) de Chile liberó documentos que detallaban características sorprendentes del objeto: se desplazaba a una velocidad de 3,1 kilómetros por segundo, presentaba variaciones térmicas y generaba interferencia electromagnética, lo que sugeriría el uso de algún tipo de energía no convencional.
Pese a la magnitud del hallazgo, el caso pasó desapercibido durante décadas, hasta que el 17 de mayo de 2022, Canal 13 volvió a referirse al fenómeno en el marco de la primera audiencia pública del Congreso de Estados Unidos sobre OVNIs en más de 50 años. En ella, se reveló que el Pentágono ha recibido más de 400 reportes desde 2004, lo que ha motivado un debate sobre la necesidad de transparencia y análisis científico frente a estos eventos.
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