El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está “abierto” a participar en una cumbre de paz tripartita con sus homólogos de Rusia y Ucrania, Vladímir Putin y Volodímir Zelensky, según confirmó la Casa Blanca este martes. La propuesta fue presentada por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como parte de los esfuerzos por impulsar un proceso de alto el fuego en la guerra que ya entra en su cuarto año.

Aunque aún no hay confirmación de fecha ni de lugar, Ankara y Estambul se barajan como sedes posibles para esta eventual tercera ronda de conversaciones. Putin no ha dado su visto bueno a la reunión, mientras que Zelensky ha manifestado estar dispuesto a sentarse con ambos líderes, argumentando que las decisiones clave solo pueden resolverse a nivel de jefes de Estado.

“Trump está abierto a ello si se llega a ese punto, pero quiere que ambos líderes se sienten juntos a la mesa”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, desde Washington.

Progresos limitados: intercambio de prisioneros y cuerpos

Pese a la falta de avances hacia un alto el fuego completo, la última ronda de negociaciones celebrada este lunes en Estambul permitió acordar un nuevo intercambio de prisioneros y la recuperación de cuerpos de soldados muertos en combate.

Las delegaciones pactaron el intercambio de al menos 1.000 combatientes gravemente heridos de cada lado, así como de todos los prisioneros menores de 25 años. También se acordó la entrega de los cuerpos de 6.000 soldados caídos.

El principal negociador ruso, Vladimir Medinsky, señaló que se propuso una “pausa específica” en los combates durante dos o tres días para facilitar estas operaciones humanitarias. Sin embargo, rechazó la propuesta ucraniana de un alto el fuego total e incondicional.

Demandas opuestas

Rusia ha condicionado un cese total de hostilidades a la retirada completa de las fuerzas ucranianas de cuatro regiones parcialmente ocupadas: Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Además, exige la garantía de que Ucrania no se unirá a la OTAN, una reducción significativa de sus fuerzas armadas y el fin del apoyo militar occidental.

Zelensky, por su parte, reiteró que “la clave para una paz duradera es que el agresor no reciba ninguna recompensa por la guerra”. Desde Vilna, donde se reunió con líderes de la OTAN, insistió en la necesidad de un alto el fuego inmediato e incondicional, que abarque todos los frentes: aéreo, terrestre y marítimo.

El ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, propuso una nueva ronda de conversaciones antes de que finalice junio, e hizo un llamado a planificar una reunión directa entre Putin y Zelensky.

Turquía insiste en su rol de mediador

El ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, calificó la reunión como “constructiva” y afirmó que las partes “avanzaron sobre los puntos acordados” en el encuentro anterior. Agregó que continuarán los preparativos para una posible cumbre entre los presidentes de Rusia, Ucrania y Estados Unidos.

Una guerra sin final claro

Mientras tanto, la guerra continúa dejando una estela de destrucción y desesperanza. El conflicto ha provocado la muerte de decenas de miles de personas y ha desplazado a millones, generando la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

En Dobropillya, una ciudad del este de Ucrania cerca del frente, un residente llamado Volodymyr, de 53 años, expresó su desazón:

  • Pensábamos que todo se detendría. Y ahora no hay nada que esperar. No tenemos casa, nada. Casi nos matan los drones”.

Ucrania, por su parte, aseguró haber llevado a cabo el pasado domingo una operación especial que logró infiltrar drones en territorio ruso, atacando bases aéreas y destruyendo unos 40 bombarderos estratégicos, por un valor estimado de 7.000 millones de dólares.

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