En medio de crecientes tensiones comerciales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su admiración por su homólogo chino, Xi Jinping, al mismo tiempo que reconoció las dificultades para alcanzar acuerdos con él. El comentario llegó en un mensaje publicado en la plataforma Truth Social, donde Trump escribió: “Me gusta el Presidente Xi de China, siempre me ha gustado y siempre me gustará, pero es MUY DURO y EXTREMADAMENTE DIFÍCIL LLEGAR A UN TRATO CON ÉL”.
Las declaraciones del mandatario coinciden con la entrada en vigor del aumento de los aranceles al acero y al aluminio, que pasarán del 25 % al 50 %, en un intento por proteger lo que la administración Trump considera sectores estratégicos para la seguridad nacional. La medida, formalizada mediante una orden ejecutiva, tiene como objetivo contrarrestar lo que Washington califica como prácticas comerciales desleales por parte de varios países que «inundan» el mercado estadounidense con excedentes a precios bajos.
Entre los países más afectados por esta decisión se encuentran Canadá —el mayor proveedor de estos metales a Estados Unidos—, así como México, Brasil, Corea del Sur, Vietnam y China, el segundo mayor proveedor de aluminio. En contraste, el Reino Unido permanecerá exento del aumento arancelario gracias a un acuerdo bilateral, aunque este será revisado en julio.
Desde la Casa Blanca, la portavoz Karoline Leavitt sostuvo que los aranceles previos no han sido suficientes para garantizar los niveles de producción doméstica necesarios para mantener la autosuficiencia y la preparación nacional en caso de conflicto. Según Trump, los incrementos buscan reforzar la industria local y reducir la dependencia de proveedores extranjeros.
La respuesta de China no se hizo esperar. Las autoridades de Beijing acusaron a Estados Unidos de incumplir compromisos alcanzados en Ginebra y calificaron las nuevas restricciones, como los controles sobre semiconductores y las cancelaciones de visados a estudiantes chinos, como actos de “supresión extrema”.
Leavitt confirmó que se prevé una conversación telefónica entre Trump y Xi Jinping en los próximos días, aunque desde Beijing no ha habido confirmación oficial al respecto.
En Europa, el aumento arancelario también ha generado fuertes reacciones. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó su descontento durante una reciente llamada con Trump. Mientras tanto, el comisario europeo de comercio, Maros Sefcovic, tiene previsto reunirse con el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, en París, con el objetivo de definir un nuevo marco de cooperación comercial antes de que entren en vigor posibles medidas recíprocas en julio.
Greer ya ha enviado cartas formales a los principales socios comerciales de Estados Unidos, advirtiendo sobre la cercanía del plazo para la implementación de los nuevos aranceles. En el caso de la Unión Europea, estos podrían suponer un recargo adicional del 20 % sobre sus exportaciones al mercado estadounidense.
El endurecimiento de la política comercial de Trump refleja un contexto de creciente proteccionismo y tensiones diplomáticas que amenazan con alterar el equilibrio económico global en los próximos meses.
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