La sorpresiva y abrupta ruptura entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el magnate tecnológico Elon Musk, podría tener profundas consecuencias tanto políticas como económicas. La alianza entre ambos, hasta ahora sólida, se quebró tras una serie de críticas públicas y acusaciones personales que escalaron hasta niveles insospechados, en medio del avance legislativo del megaproyecto fiscal impulsado por Trump.

Hasta hace unos días, Trump y Musk mantenían una relación estrecha. El empresario sudafricano había donado más de 250 millones de dólares a la campaña de reelección del republicano, y ambos se autodefinían como “amigos”. Sin embargo, las tensiones comenzaron a escalar cuando Musk abandonó el Departamento de Eficiencia Gubernamental y criticó duramente el plan fiscal del exmandatario, calificándolo como “una abominación terrible”.

El conflicto escaló aún más cuando Musk acusó públicamente a Trump de ocultar la llamada “lista de Jeffrey Epstein”, sugiriendo que su nombre aparecía en ella. Aunque el dueño de Tesla y SpaceX borró ese mensaje horas después, el daño estaba hecho.

Amenazas cruzadas y contratos en juego

En respuesta, Trump amenazó con revisar los multimillonarios contratos federales que empresas de Musk mantienen con el gobierno estadounidense. “Estaré un tiempo sin hablar con Elon”, afirmó el exmandatario en un tono desafiante. Por su parte, Musk llegó a insinuar que podría desmantelar la nave espacial Dragon de SpaceX, aunque luego se retractó.

Según el New York Times, las compañías de Musk tienen actualmente casi cien contratos con 17 agencias federales, con un valor estimado en 3.000 millones de dólares, incluidos importantes acuerdos con la NASA y el Departamento de Defensa. SpaceX es la única empresa que transporta astronautas a la Estación Espacial Internacional, un rol clave en la estrategia espacial de EE.UU.

Por otro lado, Tesla también se vería severamente afectada si se aprueba el plan fiscal de Trump. Según JP Morgan, la automotriz perdería al menos 1.200 millones de dólares anuales en ingresos, además de haber visto caer su valor bursátil en más de 150.000 millones esta semana.

Repercusiones políticas para Trump

Más allá del impacto económico, la ruptura podría afectar los planes legislativos del propio Trump. El megaproyecto fiscal impulsado por su sector se encuentra en etapa clave en el Senado, y las duras críticas de Musk podrían reactivar resistencias internas en el Partido Republicano, especialmente entre quienes comparten la preocupación por el déficit fiscal.

La élite tecnológica en la encrucijada

La disputa también reaviva el debate sobre la cercanía entre Trump y los grandes empresarios tecnológicos. Desde que dejó la Casa Blanca, Trump había logrado recomponer puentes con figuras como Jeff Bezos, Tim Cook y Mark Zuckerberg, lo que sus detractores definían como una forma de «tecnofeudalismo».

Sin embargo, la ruptura con Musk podría forzar al resto de la élite tecnológica a tomar postura, en momentos en que varias de estas empresas enfrentan investigaciones antimonopolio y presiones regulatorias.

“Esta disputa es un terremoto en el mundo corporativo y político de EE.UU.,” afirmó Dan Ives, analista de Wedbush Securities. “La ruptura con Musk genera un nivel de incertidumbre que ni Trump ni Wall Street pueden darse el lujo de ignorar”.

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