Los avances acelerados en inteligencia artificial están desencadenando debates cada vez más intensos sobre el futuro de la humanidad. Una de las voces más críticas es la del profesor Subhash Kak, jefe del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Oklahoma, quien ha advertido que para el año 2300, la población mundial podría reducirse drásticamente a solo 100 millones de personas. El responsable: un colapso progresivo del sistema económico y social provocado por la creciente automatización impulsada por la IA.
A diferencia de los temores clásicos sobre un alzamiento de las máquinas, Kak sostiene que el mayor riesgo está en que la IA reemplazará al ser humano en casi todos los aspectos de la vida cotidiana. “El trabajo humano se volverá innecesario. Y con ello, desaparecerán los pilares sobre los que se construyó la civilización moderna”, afirma el investigador.
El efecto dominó de la automatización
Según Kak, cada avance en automatización genera un efecto en cadena: pérdida masiva de empleos, caída de la estabilidad económica, menor capacidad para formar familias, y una progresiva reducción de las tasas de natalidad. “Sin trabajo ni ingresos, la crianza se convierte en una carga imposible. La natalidad baja, la economía se contrae, y las ciudades pierden su sentido”, advierte.
Este fenómeno ya estaría en marcha en países como Japón, Corea del Sur, China y gran parte de Europa, donde el envejecimiento poblacional y el descenso de nacimientos son alarmantes. Incluso en EE.UU., los elevados costos asociados a tener hijos generan una creciente reticencia entre los jóvenes a formar familia.
Las ciudades del futuro: vacías y automatizadas
Kak plantea un escenario en que las grandes urbes, sin necesidad de oficinas ni trabajadores, se transformen en pueblos fantasma. Con la IA a cargo de la producción, administración y hasta la creación cultural, el rol del ser humano quedaría cada vez más marginado.
“La IA no necesita ser consciente para desplazar al ser humano. Basta con que sea más eficiente”, señala el científico, quien advierte que incluso áreas como la educación, las relaciones sociales o la política podrían quedar bajo el dominio de algoritmos optimizados para la eficiencia, no para el bienestar colectivo.
¿Hay salida?
Pese al sombrío panorama, Kak no cierra la puerta a alternativas. Una de ellas podría ser la colonización espacial, como plantea Elon Musk. El científico sugiere que repoblar la Tierra desde el espacio podría ser una estrategia de supervivencia, aunque advierte que no se trata de una solución inmediata.
“Todo esto parece sacado de la ciencia ficción, pero es un escenario que no podemos descartar. Lo que es claro es que estamos viviendo un declive poblacional que podría volverse irreversible”, concluye.
La advertencia de Kak reabre una discusión urgente: ¿cómo preservar el papel humano en un mundo donde la inteligencia artificial redefine los límites de lo posible?
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