Todos sabemos qué, para llegar a gobernar el país, se requiere cumplir ciertos requisitos básicos, como es haber nacido en el país, tener como mínimo 35 años de edad, ser una persona sin antecedentes penales, ser un ciudadano con derecho a sufragio, tener un mínimo de edad, y obviamente ser una persona con conocimientos mínimos del cargo al cual se quiere ostentar.

Dicho lo anterior, en nuestro país, una forma de reconocer a esa persona, cuando ha terminado su mandato, es entregarle, una pensión vitalicia, que le permita vivir y así no tener que buscar trabajo posteriormente. En el fondo, es un reconocimiento por haber tenido el honor de dirigir al país y un ingreso para su vejez. Esa pensión vitalicia, que incluye gastos de traslación y funcionamiento de oficinas, es pagada mensualmente por el Senado, con montos similares a ellos, que obviamente pagamos todos con nuestros impuestos.

Esto llevado a la actualidad, es un tema digno de analizar, cuando quien nos gobierna, dicta mucho de respetar la República, no tiene los atributos mínimos en conocimientos, no está claro si llegó con las firmas requeridas, siendo diputado denostó a las instituciones, y podemos decir que está entregando un país azotado por la corrupción, la delincuencia, el terrorismo, con un crecimiento el peor en décadas, con tasas de homicidios nunca antes visto y podemos seguir enumerando resultados escalofriantes.

En Europa, especialmente en Dinamarca, ya se anunció, que eliminarán las pensiones vitalicias, no solo a sus ex presidentes de la República, sino que también, a ministros y parlamentarios, esta decisión del gobierno danés, ha sido bien recibida por los ciudadanos, destacando la coherencia, el gasto fiscal y también la igualdad de todas las personas ante la ley y lejos de fomentar privilegios de la clase política. En el fondo es inmoral que se de este beneficio y la mayoría de las personas tengan que trabajar toda la vida para tener una pensión, que siempre es miserable, para su vejez.

Por otra parte, el país no está en condiciones económicas, después que en este gobierno, se han desaparecido dineros destinados a los más vulnerables, después que se anunciaba que no existirían los amigos apitutados, después de los miles de funcionarios públicos con licencias falsas, es de perogrullo terminar con pensión vitalicia para ex presidente, más aún en un hombre que no cumple requisitos ni edad legal para obtener una pensión, como es a los 65 años ni menos por merecimientos propios por función desempeñada, cuando las arcas fiscales están en paupérrimas condiciones, por decirlo suave.

*Escrito espevcialmente para El Diario de Santiago por Margot Guerrero Bruner

Asesora Previsional

Corredor de Seguros

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