El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, sorprendió al declarar que el asesinato del líder supremo iraní, el ayatollah Alí Khamenei, podría significar el término del prolongado conflicto entre ambos países. En entrevista con ABC News este lunes, sostuvo que una operación de tal envergadura «no intensificaría el conflicto, sino que le pondría fin», responsabilizando al régimen iraní de décadas de desestabilización en Medio Oriente.

Netanyahu afirmó que Irán ha exportado terrorismo y violencia a través de la región, citando como ejemplo los bombardeos contra instalaciones de Aramco en Arabia Saudita. A su juicio, la acción de Israel responde a la necesidad de evitar una “guerra eterna” que podría escalar hasta convertirse en una crisis nuclear global.

Un funcionario estadounidense citado por CNN reveló que el presidente Donald Trump se opuso tajantemente a cualquier intento israelí de eliminar a Khamenei, considerando que una medida así pondría en riesgo las actuales negociaciones sobre el programa nuclear iraní. Aun así, Netanyahu insistió en que la amenaza no se limita a Israel: “Hoy es Tel Aviv, y mañana es Nueva York”, sentenció.

Las declaraciones se producen en medio del cuarto día de enfrentamientos militares entre Israel e Irán, tras los recientes bombardeos israelíes contra instalaciones nucleares iraníes. Según fuentes locales, los ataques han dejado 224 muertos y más de 1.000 heridos en Irán, mientras que las represalias de Teherán han causado al menos 24 fallecidos en Israel.

Netanyahu defendió la ofensiva al asegurar que la inteligencia israelí cuenta con pruebas claras sobre el avance del régimen iraní en el desarrollo de armas nucleares y misiles balísticos, lo cual considera una amenaza existencial para Israel. Acusó a Irán de utilizar las conversaciones con Washington como una estrategia para “ganar tiempo” mientras avanza su programa armamentístico.

Están mintiendo, haciendo trampas y engañando”, afirmó el líder israelí, y reiteró la necesidad de mantener el apoyo de Estados Unidos y de la comunidad internacional en su lucha contra las amenazas iraníes. En sus palabras, el objetivo es frenar el avance de “las fuerzas del mal” y garantizar la paz en la región.

Las declaraciones del primer ministro han generado inquietud en el plano internacional, abriendo un debate sobre las consecuencias de escalar el conflicto mediante ataques directos contra jefes de Estado, en un contexto geopolítico ya marcado por una alta volatilidad.

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