La cotización del dólar en el mercado cambiario chileno cerró con una leve baja este lunes, en una jornada marcada por un escenario internacional más calmo y el alza en el precio del cobre, principal exportación del país.

El billete verde cedió $1,5, finalizando las operaciones más líquidas en $936 vendedor y $935,7 comprador, en medio de un debilitamiento global del dólar estadounidense.

Según los expertos, la caída respondió a varios factores. Ricardo Bustamante, subgerente de estudios de Capitaria, explicó que:

  • “Informaciones recientes señalan que Irán estaría dispuesto a cesar las hostilidades con Israel, lo que ha reducido la percepción de riesgo en los mercados internacionales. Esta disminución en la demanda por activos refugio como el dólar ha favorecido su retroceso frente a otras monedas”.

Además, Bustamante destacó el avance del cobre en la Bolsa de Metales Comex, donde la materia prima subía 0,4% hasta los US$4,89 por libra.

  • “Este repunte añade presión bajista sobre el dólar en Chile, al estar estrechamente vinculado al precio del metal”, agregó.

Expectativas sobre la Fed también influyen

En tanto, Lorenzo Matus, analista de mercados de XTB Latam, coincidió en que el tipo de cambio ha respondido a un contexto internacional más relajado, agregando que:

  • “La tensión entre Irán e Israel ha disminuido en las últimas horas, lo que ha reducido el apetito por activos refugio como el dólar. A esto se suma la creciente expectativa de que la Reserva Federal no subirá más las tasas en el corto plazo, lo que ha presionado al billete verde a nivel global”.

Niveles técnicos clave

Desde el análisis técnico, Matus advirtió que si el dólar rompe el soporte de los $931, podría continuar su caída hacia los $922 e incluso niveles cercanos a los $904.

  • “Por el contrario, una ruptura clara sobre los $940 podría habilitar una nueva escalada hacia los $950, e incluso extenderse hasta los $967 si se reactiva el interés por el dólar”, puntualizó.

En resumen, la divisa estadounidense continúa mostrando sensibilidad ante los factores externos, especialmente la evolución de la geopolítica en Medio Oriente, el precio del cobre y las expectativas monetarias en EE.UU., elementos que seguirán marcando el rumbo del tipo de cambio en el corto plazo.

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