En caso de una intervención militar estadounidense en el conflicto entre Israel e Irán, uno de los objetivos prioritarios de Washington sería neutralizar las instalaciones nucleares subterráneas de Teherán, especialmente aquellas dedicadas al enriquecimiento de uranio.
Según expertos y fuentes de defensa, esa tarea estaría a cargo de un reducido número de bombarderos estratégicos B-2 Spirit, los únicos aviones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos capaces de lanzar la GBU-57, también conocida como Massive Ordnance Penetrator (MOP) o “rompe-búnkeres”.
El poder destructivo del MOP
El MOP, con un peso de 30.000 libras, fue diseñado específicamente para penetrar estructuras subterráneas fuertemente fortificadas, como búnkeres y túneles. Su estructura de acero y su guía por GPS le permiten alcanzar con precisión objetivos profundamente enterrados, más allá del alcance de las bombas convencionales.
Aunque no existen reportes públicos de su uso en combate, funcionarios estadounidenses aseguran que la bomba puede penetrar hasta 60 metros bajo tierra, y posiblemente más gracias a mejoras recientes. Entre estas innovaciones se incluye un fusible inteligente capaz de detectar vacíos —como habitaciones o pisos— y detonar en el punto más eficaz, una capacidad clave si se busca impactar múltiples veces el mismo blanco.
El papel exclusivo del B-2 Spirit
El bombardero furtivo B-2 es el único avión capaz de transportar el MOP, según la Fuerza Aérea de EE.UU. Actualmente, hay 19 B-2 operativos, con capacidad de vuelo intercontinental gracias a su posibilidad de repostar en el aire. Durante la guerra de Kosovo y más recientemente en Libia, los B-2 realizaron misiones de hasta 34 horas.
La Fuerza Aérea ha informado de mejoras de integración entre el MOP y el B-2, así como pruebas de tecnologías que permiten atacar incluso sin conocer la estructura exacta del objetivo subterráneo.
Objetivos probables: Fordow y Natanz
El sitio más fuertemente protegido de Irán es Fordow, una instalación de enriquecimiento nuclear excavada en la ladera de una montaña, al suroeste de Teherán. Según inspectores de la ONU, Fordow está protegido por hasta 300 pies de roca y equipado con puertas a prueba de explosiones.
Aunque originalmente diseñado para enriquecer uranio al 20%, un informe reciente del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) reveló que Irán ha incrementado la producción de uranio al 60%, acercándose al umbral del 90% necesario para fabricar armas nucleares.
Otro objetivo relevante sería Natanz, donde recientes ataques israelíes destruyeron instalaciones superficiales y afectaron el sistema eléctrico, según el OIEA. Aunque inicialmente se pensó que los sectores subterráneos no habían sido dañados, el OIEA confirmó luego que hubo “impactos directos” en los salones de enriquecimiento bajo tierra.
Limitaciones y advertencias de expertos
Especialistas advierten que incluso si EE.UU. logra destruir Fordow o Natanz, el programa nuclear iraní podría continuar en instalaciones no reveladas. “Aun si Fordow desapareciera mañana, seguiríamos teniendo preocupaciones enormes”, afirmó Richard Nephew, exnegociador nuclear de EE.UU. con Irán y actual investigador del Washington Institute for Near East Policy.
Otros sitios atacados por Israel
Durante los recientes bombardeos israelíes, también fueron atacadas:
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Una instalación de metal de uranio en Isfahán
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Un complejo militar en Parchin
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El reactor de agua pesada en Arak
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La planta nuclear de Bushehr, que, según el OIEA, no resultó dañada
El director general del OIEA, Rafael Grossi, confirmó que Isfahán fue alcanzada, pero advirtió que el alcance total de los daños sigue en evaluación.
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