El James Webb Space Telescope (JWST) ha vuelto a redefinir los límites de la astronomía moderna con dos descubrimientos sin precedentes que marcaron el mes de junio: la primera imagen directa del exoplaneta 14 Herculis c, uno de los mundos más fríos jamás fotografiados, y la detección de nubes de silicato con “lluvia de arena” real en el sistema joven YSES‑1.

14 Herculis c: un mundo helado e inesperado

14 Herculis C

Ubicado a unos 58,4 años luz de la Tierra en la constelación de Hércules, 14 Herculis c fue captado directamente por el JWST usando el instrumento NIRCam con un coronógrafo, tecnología que bloquea la intensa luz de su estrella anfitriona.

Aunque ya se conocía como candidato desde 2005 y fue confirmado en 2021, esta es la primera vez que un telescopio logra verlo directamente. Su temperatura superficial estimada ronda los –3 °C (26 °F), lo que lo convierte en uno de los exoplanetas más fríos jamás fotografiados.

  • Masa estimada: ~7 veces la de Júpiter

  • Características: atmósfera posiblemente rica en química de carbono en desequilibrio y nubes de hielo de agua

Una órbita caótica y reveladora

14 Herculis c no solo sorprende por su temperatura, sino también por su órbita:

  • Altamente excéntrica y desalineada respecto a su vecino, 14 Herculis b

  • Esto sugiere una historia dinámica y violenta, con choques planetarios o incluso la expulsión de un tercer cuerpo

Las órbitas en forma de “X” observadas son consistentes con modelos que explican cómo los sistemas planetarios pueden reorganizarse tras su formación.

YSES‑1 b y c: atmósferas jóvenes con lluvia de arena cósmica

YSES

A unos 300 años luz, el sistema YSES‑1 está compuesto por una estrella joven (unos 16,7 millones de años) y dos planetas gigantes en formación: YSES‑1 b y YSES‑1 c, con masas entre 6 y 14 veces la de Júpiter.

El JWST detectó en este sistema:

  • Nubes de sílice (silicatos) en la atmósfera de YSES‑1 c, compuestas de polvo mineral de magnesio-silicatos

  • Indicios de lluvia de hierro y moléculas metálicas cuando las nubes colapsan

  • Un disco de polvo alrededor de YSES‑1 b, típico de zonas activas de formación planetaria

Esta combinación sugiere un entorno atmosférico extremo con “lluvia de arena” real, en lo que podría considerarse un laboratorio cósmico para estudiar la formación de planetas y lunas.

¿Por qué son importantes estos descubrimientos?

  • 14 Herculis c demuestra que es posible detectar exoplanetas viejos y fríos, no solo jóvenes y calientes, lo que amplía los límites de observación atmosférica.

  • Su órbita excéntrica aporta evidencia sobre reordenamientos dinámicos en los sistemas planetarios, similares a lo que pudo haber ocurrido en nuestro propio sistema solar.

  • YSES‑1, en tanto, ofrece una ventana directa a la formación planetaria en tiempo real, mostrando que el polvo no se disipa rápidamente, sino que puede consolidarse en atmósferas minerales y estructuras estables.

Implicancias para la astrobiología

Los climas exoplanetarios extremos como los observados —con atmósferas metálicas y lluvias de silicato— amplían el rango de condiciones donde podrían desarrollarse o mantenerse entornos habitables.

El telescopio James Webb vuelve a sorprender, demostrando que el universo es más diverso, caótico y fascinante de lo que imaginábamos. Estos hallazgos abren una nueva etapa en el estudio de la formación planetaria, la composición atmosférica y el potencial para encontrar vida más allá del sistema solar.

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