Desde Nueva York y con la mirada puesta en la reconstrucción económica de su país, la líder opositora María Corina Machado presentó este jueves, en la sede de la Americas Society, su ambicioso plan titulado “Una oportunidad de un billón de dólares: El lado positivo global de una Venezuela democrática”.

Acompañada por un destacado grupo de asesores —entre ellos Sary Levy, Juan Carlos Navarro, Gustavo García, Víctor Vázquez, Miguel Lara, Lino Carrillo, Juan Fernández, Juan Carlos Guinand, David Smolansky, Carlos Blanco y Rafael de la Cruz—, Machado delineó una hoja de ruta que apunta a convertir a Venezuela en un polo de atracción para la inversión extranjera.

El potencial ignorado de una Venezuela libre

Durante su intervención, Machado agradeció al Council of the Americas por brindar el espacio para visibilizar una propuesta que —según sus palabras— “abarca todo el hemisferio y a los inversionistas”, apostando a una Venezuela que deje atrás décadas de control autoritario y abrace la apertura económica.

“Hoy, Venezuela se encuentra al borde de una transformación histórica”, subrayó. “Una oportunidad sin precedentes para la democracia, la seguridad y la inversión en América Latina en décadas. El impacto de la liberación de Venezuela se sentirá en todo el hemisferio”.

Más que un cambio político: un proyecto económico hemisférico

Machado puso énfasis en un aspecto menos explorado del discurso sobre su país: el potencial económico de una Venezuela democrática. Si bien reconoció los estragos de lo que denominó “26 años de tiranía comunista y criminal”, afirmó que poco se ha dicho sobre lo que podría surgir tras una transición política: un terreno fértil para la inversión y la creación de riqueza.

“El foco no debe ser solo el daño que hizo el régimen, sino la oportunidad que representa su salida. Una Venezuela libre es una buena noticia para toda América”, remarcó.

Inversionistas desde el día uno

Según el plan presentado, sectores clave como energía, minería, agricultura, telecomunicaciones y servicios podrían convertirse en motores de crecimiento regional si se crean condiciones de transparencia, estabilidad jurídica y apertura al capital extranjero desde el primer momento.

Machado insistió en que el rediseño económico no será un proceso cerrado ni exclusivo. Al contrario, propuso un modelo de cooperación hemisférica donde actores públicos y privados, tanto venezolanos como internacionales, participen en la transformación del país.

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