El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, lanzó una grave advertencia este domingo: «La Tercera Guerra Mundial podría estar muy cerca». Sus declaraciones, citando al presidente Vladimir Putin, vinieron como respuesta a los ataques aéreos estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes, un evento que ha escalado dramáticamente las tensiones globales.

Lavrov, en una entrevista con el periodista Pavel Zarubin, argumentó que la aplicación selectiva del derecho a la autodefensa, ignorando la Carta de la ONU, conduce inevitablemente al «caos total». Al ser consultado sobre la aparente falta de indignación occidental ante los bombardeos en Irán, el canciller ruso fue contundente: «Bueno, esos son los más cínicos. El resto dice que Israel tiene derecho a la autodefensa, como dijo Macron. ¿Autodefensa contra qué?».

Su análisis fue más allá: Aunque reconoció el derecho a la autodefensa consagrado en la ONU, Lavrov alertó que interpretarlo de manera unilateral – «yo mismo decido cuándo ejercer mi derecho y no quiero mirar atrás a la Carta» – es profundamente problemático y destruiría el orden internacional.

Esta advertencia contrasta marcadamente con la postura estadounidense. El secretario de Estado, Marco Rubio, defendió los ataques en una entrevista con Fox News, afirmando que hicieron del mundo «un lugar más seguro y estable». Rubio justificó la acción como una respuesta necesaria ante lo que calificó como «negociaciones falsas» por parte de Irán.

Por su parte, la reacción iraní fue de firme condena y amenaza. El ministro de Exteriores, Abbas Araghchi, aseguró que los ataques «tendrán consecuencias duraderas» e «Irán se reserva todas las opciones» para responder. La Agencia de Energía Atómica iraní fue más allá, declarando que el país «nunca» detendrá su programa nuclear y exigiendo una condena internacional.

La dimensión nuclear del conflicto se amplificó con la intervención del ex presidente ruso Dmitri Medvédev. En redes sociales, Medvédev cuestionó la efectividad de los ataques, sugiriendo que la infraestructura crítica nuclear iraní «parece no haber sido afectada o haber sufrido solo daños menores». Su advertencia fue aún más grave: «El enriquecimiento de material nuclear —y, ahora podemos decirlo abiertamente, la futura producción de armas nucleares— continuará». Además, alertó que «hay países que están listos para entregarle directamente sus propias armas nucleares a Irán».

Completando el escenario polarizado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó un fuerte respaldo al presidente Donald Trump. Netanyahu calificó la decisión de atacar las instalaciones nucleares iraníes como «histórica», argumentando que Trump «actuó para negarle al régimen más peligroso del mundo las armas más peligrosas del mundo».

El escenario descrito por las fuentes es de máxima tensión: advertencias rusas de un conflicto global y «caos total», justificaciones estadounidenses basadas en seguridad, amenazas iraníes de represalias, dudas sobre el impacto real de los ataques y la escalada del programa nuclear, y un firme apoyo israelí. Las declaraciones reflejan un abismo diplomático y una peligrosa escalada que pone al sistema internacional bajo una presión extrema.

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