El conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos ha escalado luego del reciente ataque conjunto contra instalaciones nucleares iraníes. El escenario internacional se torna cada vez más tenso y los focos de atención se expanden, incluso hasta Latinoamérica, donde la República Islámica ha establecido relaciones estratégicas con varios países de la región, incluyendo acuerdos militares con Bolivia que hoy generan inquietud en Chile y otras naciones vecinas.

Latinoamérica en el radar iraní

Según María José Mora, académica del Instituto de Historia de la Universidad de los Andes, “Irán comenzó a mirar hacia América Latina especialmente luego del endurecimiento de sanciones por parte de Occidente a raíz de su programa nuclear». Esto llevó al régimen a buscar aliados fuera de su entorno tradicional, reforzando vínculos políticos, diplomáticos y económicos en la región.

Guillermo Holzmann, analista político de la PUCV, recuerda que Irán mantiene relaciones diplomáticas activas con Venezuela y Bolivia, además de contactos con países como Cuba y Nicaragua. También subraya que existe “una suerte de alerta” por el historial de Irán, recordando su presunta responsabilidad en el atentado contra la AMIA en Buenos Aires en 1994.

Relaciones clave: Bolivia, Venezuela y Cuba

El exsubsecretario de Defensa de Chile, Gabriel Gaspar, precisa que, aunque la presencia de Irán en la región es limitada, sus lazos con países bolivarianos son estrechos. “En Venezuela existen acuerdos de defensa y cooperación energética, los cuales podrían extenderse también a Cuba y Bolivia”, afirma.

En el caso específico de Bolivia, los vínculos se han intensificado notablemente desde 2007, y en julio de 2023 ambos países firmaron un memorándum de entendimiento en materia de defensa, sin revelar detalles específicos. Oficialmente, el acuerdo busca colaborar en la lucha contra el narcotráfico y reforzar el control de fronteras, aunque el ministro de Defensa iraní reconoció que incluía venta de material militar y entrenamiento a las Fuerzas Armadas bolivianas.

Drones, transferencia tecnológica y controversia

El acuerdo generó controversia en Bolivia y Argentina. El ministro boliviano Edmundo Novillo confirmó el interés en adquirir drones iraníes, tecnología que sería utilizada para monitorear zonas de difícil acceso. Además, se abrió la puerta a programas de transferencia tecnológica y colaboración académica militar.

En agosto de 2024, Bolivia e Irán reforzaron su alianza durante la asunción del presidente iraní Masoud Pazeschkian. La canciller boliviana Celinda Sosa subrayó el objetivo de “profundizar la cooperación bilateral”, mientras el mandatario iraní elogió la decisión boliviana de romper relaciones con Israel.

Alerta en la región por falta de transparencia

Para John Griffiths, jefe de estudios de AthenaLab, la opacidad del acuerdo Irán-Bolivia es motivo de preocupación, especialmente para países vecinos como Chile. “No sabemos el contenido exacto del pacto, y eso es clave. Un acuerdo de defensa puede incluir asesorías, transferencia tecnológica e incluso la fabricación de drones o cohetes, donde Irán tiene amplia experiencia”, explicó.

Griffiths plantea que, aunque por ahora la atención iraní está concentrada en Medio Oriente, “existe el riesgo latente de que esos vínculos en América Latina se activen si Irán decide ampliar su estrategia de represalias”.

¿Puede Irán usar sus alianzas en Latinoamérica como parte de su respuesta?

Aunque algunos analistas consideran poco probable un uso directo de acuerdos diplomáticos para represalias militares, sí se reconoce el riesgo de que grupos aliados actúen de forma indirecta, como ocurrió en Argentina en los años 90. “Eso no pasa por los acuerdos oficiales, sino por operaciones encubiertas que buscan evitar dejar rastro diplomático”, concluye Griffiths.

Conclusión

Mientras el mundo observa los movimientos de Irán en el Golfo Pérsico, Latinoamérica también se transforma en un punto de atención, especialmente por los pactos que Teherán ha suscrito con países como Bolivia y Venezuela. En un contexto de creciente tensión global, el alcance real de estos acuerdos se convierte en una cuestión estratégica para la seguridad regional.

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