La historia de amor entre Florinda Meza y Roberto Gómez Bolaños —“Chespirito”— ha sido una de las más comentadas del espectáculo latinoamericano, no solo por su duración, sino también por su origen: un vínculo sentimental que nació en medio de un entorno complejo y cargado de tensiones personales.

Cuando comenzó su relación con Meza, Chespirito estaba casado con Graciela Fernández, con quien tenía seis hijos. Ese contexto fue clave para entender la reticencia inicial de la actriz. En el programa Suelta la sopa, Florinda reveló:

“Yo no quería tener relaciones con él porque era mi jefe y tenía siete valijas de pasado, muy pesadas, una esposa y seis hijos (…) decía ‘esto no se debe hacer porque de pronto te quedas sin el hombre y sin la chamba’”.

Pasaron ocho años antes de que decidieran dar el paso a la intimidad, tiempo marcado por conflictos, dudas y reclamos. Meza también relató que Gómez Bolaños era un hombre muy deseado y que enfrentó varias situaciones incómodas con otras mujeres:

“Yo lo regañaba mucho por andar con todas. Hasta lo sermoneaba. Un día en Venezuela veo salir a la camarera arreglándose, abotonándose. Le dije ‘pareces burro en primavera, siquiera selecciona’”.

En una escena reveladora, la actriz explicó el momento en que decidió ponerle un ultimátum:

“Le dije que no quería ser una mujer más en su vida. Yo quería ser la mujer”.

Pero su historia también fue observada desde la distancia por colegas. En una entrevista de 2014, María Antonieta de las Nieves —recordada por su papel de La Chilindrina— subrayó la entrega total de Meza hacia Chespirito en sus últimos años:

“No conozco a una esposa que se haya entregado tanto a un hombre como Florinda Meza con Roberto. Le hacía su comidita, lo atendía muy bien”.

Sin embargo, la actriz también lanzó una crítica directa al origen de esa relación, recordando que existía una familia previa:

“Todo hubiera estado bien, de no ser porque existía una esposa y seis hijos”.

En esa misma entrevista, De las Nieves deslizó otro dato polémico: un supuesto romance anterior entre Meza y Carlos Villagrán, actor que dio vida a Quico.

“Él era muy enamoradizo. Yo le conocí tres o cuatro novias más a él”, comentó, aunque aclaró que nunca presenció discusiones entre Villagrán y Gómez Bolaños por Florinda.

El estreno de la serie Sin querer queriendo en Max ha reavivado el interés por estas historias detrás de cámara. Más allá del mito, el relato íntimo de Meza revela una mujer que puso condiciones, resistió presiones y terminó dejando huella tanto en la pantalla como en la vida personal de uno de los íconos más queridos del humor televisivo.

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