Un intenso debate se abrió este lunes tras la primaria oficialista del domingo, centrado en torno a la baja participación electoral. Solo 1.420.435 personas acudieron a las urnas, lo que representa apenas un 9,16% del padrón habilitado, cifra por debajo de las proyecciones más optimistas, que esperaban al menos 1,7 millones de votantes, es decir, un piso similar al de 2021, o incluso 2 millones.

Los primeros en cuestionar la baja convocatoria fueron los candidatos de oposición. El abanderado del Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser, aseguró que “la participación ha sido menor probablemente que la que esperaban las fuerzas de gobierno. Para nosotros, que estamos en la oposición, nos alegra porque significa que efectivamente los niveles de respaldo de este gobierno han ido en retirada”.

En la misma línea, la candidata de Chile Vamos, Evelyn Matthei, afirmó que “es evidente que los chilenos están distanciados de la política y que saben que este ha sido un mal gobierno”.

El análisis de los datos

Desde el mundo académico y los centros de estudio, también se levantaron alertas. Un estudio de Faro UDD indicó que la cifra convierte a la primaria en “la más baja de los últimos 12 años”. Además, comparado con primarias previas al sistema legal –como la competencia entre Lagos y Zaldívar en 1999–, la movilización también fue baja.

“Con menos de un 10% de participación del padrón habilitado, el triunfo de Jara se ve empañado por una baja convocatoria”, concluyó el informe.

La defensa del oficialismo

La ganadora de la jornada, Jeannette Jara, salió al paso de las críticas. En entrevista con Mega, respondió: “la gente que milita es poca, por eso yo discrepo de lo que se ha dicho (…). Yo prefiero mirarlo medio lleno”, enfatizando que se trató de una elección completamente voluntaria.

¿Quiénes no votaron?

Expertos coinciden en que las primarias movilizan principalmente a votantes más ideologizados y cercanos a los partidos. Para Kenneth Bunker, director del Laboratorio de Democracia y Gobierno de la USS, “los que no fueron a votar son la gran mayoría de los chilenos”. Y agrega: “la diferencia entre los candidatos era más bien de matices (…). Al final del cuento estaban en el mismo gobierno y no tienen dificultades para representar las mismas ideas”.

Según Bunker, los ausentes fueron votantes moderados, menos ideológicos, que probablemente se pronunciarán en la primera vuelta obligatoria de noviembre.

Una visión similar tiene Alejandro San Francisco, académico de la Universidad de Tarapacá. “Quienes no fueron a votar son, especialmente, la inmensa mayoría de chilenos que no apoya al actual gobierno y no quiere que el Frente Amplio y el Partido Comunista tengan una segunda administración”, señaló.

¿Un problema estructural?

Para el analista político de la Usach, Marcelo Mella, los resultados “no son sin precedentes”. Recuerda que en 2017, la centroderecha registró cifras similares. “Está dentro de lo esperable, pero es baja”, reconoció.

Sin embargo, advirtió que la baja participación podría poner en duda la competitividad de Jara de cara a la primera vuelta, lo que obligará a la candidata y a los partidos oficialistas a encabezar un proceso más convocante hacia la izquierda y la centroizquierda.

“El desafío será alinear a los partidos y transmitir ese ánimo al electorado”, concluyen los analistas.

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