El Pentágono informó este miércoles que el ataque militar de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares en Irán, llevado a cabo el 22 de junio, logró postergar el desarrollo del programa nuclear iraní entre uno y dos años. Así lo indicó el portavoz del Departamento de Defensa, Sean Parnell, quien entregó una evaluación más precisa tras versiones previas que sugerían una destrucción total de la capacidad nuclear iraní.

La operación, denominada Martillo de Medianoche, incluyó el despliegue de alrededor de 125 aeronaves, entre ellas bombarderos furtivos B-2, que lanzaron bombas antibúnker de 13.600 kilos sobre las instalaciones de Fordow y Natanz, dos centros clave de enriquecimiento de uranio. Simultáneamente, un submarino estadounidense lanzó misiles Tomahawk contra la planta nuclear de Isfahan.

“Existe consenso sobre la degradación del programa nuclear iraní y el hecho de que se ha retrasado entre uno y dos años”, afirmó Parnell en conferencia de prensa, tras reuniones con aliados regionales y globales.
Añadió que el retraso es “probablemente más cerca de los dos años”.

Impacto en la infraestructura crítica de Irán

El Pentágono explicó que el ataque no solo afectó materiales sensibles como uranio enriquecido o centrifugadoras, sino que también destruyó componentes esenciales para la construcción de un arma nuclear.

“Destruimos los componentes necesarios para construir una bomba”, detalló el portavoz, subrayando que el daño alcanzó la infraestructura técnica crítica de Irán.

Trump asegura éxito; informe de inteligencia relativiza impacto

Durante la cumbre de la OTAN en La Haya el 25 de junio, el presidente Donald Trump calificó la operación como “exitosa”, asegurando que los bombardeos habrían “afectado la capacidad de Irán para desarrollar armas nucleares durante muchos años”.

Sin embargo, un informe de inteligencia filtrado a la prensa contradijo esa evaluación, indicando que el daño solo habría retrasado el programa iraní unos meses. Esta discrepancia llevó al Pentágono a ajustar su evaluación oficial a un plazo de uno a dos años.

Escalada militar tras fracaso diplomático

La ofensiva estadounidense se produjo luego de semanas de intentos diplomáticos de la administración Trump para negociar un nuevo acuerdo nuclear con Teherán, tras la retirada de EE.UU. del pacto firmado en 2015. Al no prosperar las negociaciones, Washington optó por la acción militar, respaldada por una fuerza aérea masiva y coordinada, incluyendo cazas, bombarderos, aviones cisterna y submarinos guiados por misiles.

Paralelamente, el 13 de junio, Israel lanzó una campaña aérea contra infraestructura nuclear, científicos y altos mandos militares iraníes, con el objetivo de neutralizar el programa atómico iraní, el cual Teherán defiende como civil, pero que Washington y sus aliados sostienen tiene fines militares.

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