En el marco de la cumbre semestral del Mercosur, celebrada este jueves en Buenos Aires, el presidente argentino Javier Milei volvió a sembrar dudas sobre la permanencia de Argentina en el bloque regional, al tiempo que traspasó la presidencia pro témpore a su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
«Se incumplió el objetivo inicial, de mercado y de común quedó cada vez menos», cuestionó Milei en su discurso de apertura, donde calificó al Mercosur como una «estructura elefantiásica» que privilegia intereses particulares. En esa línea, instó a dejar de ver al bloque como un «escudo frente al mundo» y comenzar a verlo como una «lanza».
Más aún, el Mandatario abrió la puerta a una posible salida de Argentina del Mercosur si no se avanza hacia una mayor flexibilización:
«Emprenderemos el camino de la libertad, y lo haremos acompañados o solos, porque Argentina no puede esperar», advirtió.
Durante su intervención, Milei también aludió a otros temas delicados:
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Pidió la liberación del gendarme argentino Nahuel Gallo, detenido en Venezuela.
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Criticó las detenciones ilegales en ese país.
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Propuso la creación de una agencia contra el delito transnacional.
Lula defiende el Mercosur y confronta visiones
En un tono calmo pero firme, Lula da Silva defendió el bloque:
«Uno busca los lugares donde se siente seguro, y para Brasil ese lugar es el Mercosur», sostuvo.
El presidente brasileño reivindicó la vigencia del Arancel Externo Común, cuestionó el «negacionismo ambiental» —en clara alusión a las posturas libertarias— y abogó por un “Mercosur verde”. Además, pidió fortalecer el Instituto de Derechos Humanos del Mercosur, con sede en Argentina, que el gobierno de Milei ha venido debilitando.
A diferencia de Milei, Lula mencionó al papa Francisco y al expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica, a quienes calificó como «grandes líderes».
Apoyos y diferencias en el bloque
El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, y su par de Bolivia, Luis Arce, respaldaron la estructura actual del bloque. Arce, además, condenó el «genocidio» en Palestina y criticó la injerencia de Estados Unidos en la región.
En contraste, el presidente de Paraguay, Santiago Peña, se mostró más cercano a la posición argentina. Al finalizar la cumbre, Milei y Lula protagonizaron un abrazo forzado, tras el traspaso formal de la presidencia del bloque.
Frialdad diplomática y visita a Cristina Fernández
La jornada estuvo marcada por una tensa cordialidad entre los mandatarios de Argentina y Brasil. El momento más comentado fue la ausencia de Lula al almuerzo oficial, prefiriendo visitar a la expresidenta Cristina Fernández, quien cumple prisión domiciliaria en su departamento en Buenos Aires.
El presidente brasileño también se reunió temprano con su par paraguayo en la residencia de la embajada, en medio de una disputa bilateral por acusaciones de espionaje en el caso Itaipú. Su regreso a Brasilia estaba previsto para las 15:00 (hora argentina), con miras a su rol como anfitrión de la próxima cumbre de los BRICS.
Milei, entre contradicciones y pragmatismo geopolítico
Aunque en el inicio de su mandato Milei renunció a integrar los BRICS y aseguraba que no mantendría relaciones con países «comunistas», con el correr de los meses su postura ha cambiado.
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Mejoró sus vínculos con el Mercosur, al que antes calificaba de «lastre».
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Alabó a China, aunque aún no ha visitado el país asiático.
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Este sábado, recibirá en Casa Rosada al primer ministro de India, Narendra Modi.
Así, la cumbre del Mercosur no solo sirvió para evidenciar las profundas diferencias ideológicas entre Milei y Lula, sino también para dejar en el aire la incertidumbre sobre el rol futuro de Argentina en el bloque regional.
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