Un reciente boletín del Centro de Estudios Públicos (CEP) encendió las alarmas respecto al impacto que tendría la nueva metodología propuesta por la Comisión Presidencial para la Actualización de la Medición de la Pobreza, la cual triplicaría la cifra oficial reportada en 2022. Según el informe, la tasa de pobreza en Chile alcanzaría un 22,3%, en comparación con el 6,5% publicado previamente.

“Lo que cambia no es la realidad vivida por las personas, sino los criterios con los que el Estado ahora la mide”, señalaron los investigadores del CEP Gabriel Ugarte y Sebastián Izquierdo.

Cambio técnico con consecuencias políticas

El CEP advierte que el ajuste en la medición no es solo técnico, sino profundamente político, pues visibiliza a sectores vulnerables que estaban ocultos en las estadísticas. Según Ugarte e Izquierdo, esta nueva fotografía de la pobreza obliga al Estado a repensar sus prioridades y tomar decisiones concretas.

“El país debe decidir cómo responder frente a una cifra que más que triplica la anterior”, afirmaron.

El informe critica que hasta ahora se haya utilizado la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) de 2012 para proyectar los datos de pobreza de 2022, pese a que existe una versión más reciente de 2017. Si esta última se hubiera usado, la pobreza por ingresos sería de 15,9%, el doble de lo reportado oficialmente.

Brechas territoriales y grupos invisibilizados

El análisis del CEP también subraya la aparición de nuevas brechas territoriales y la visibilización de grupos particularmente vulnerables, como los niños y personas en riesgo de caer en pobreza ante cualquier shock económico.

“La pobreza no solo se expande, también hace más visibles ciertas realidades”, indicaron los autores, destacando regiones como La Araucanía y Ñuble (alta pobreza por ingresos), y Tarapacá y Atacama (elevada pobreza multidimensional).

En cuanto a la pobreza multidimensional, el CEP valora las mejoras metodológicas propuestas, aunque advierte sobre el riesgo de perder calidad en la medición, si esta se diluye o se vuelve menos precisa.

El rol del crecimiento económico

Para el CEP, un aspecto clave en la lucha contra la pobreza es retomar una agenda de crecimiento sostenido, dado que entre 1990 y 2017, el 91,9% de la reducción en pobreza fue resultado del crecimiento económico.

“Medir bien importa. No es un lujo técnico, sino una responsabilidad política. Lo que no se mide, no se gestiona. Y lo que no se gestiona, no mejora”, señala el boletín.

Frente a un escenario actual de crecimiento económico débil, los autores llaman a impulsar mayor productividad, inversión e inclusión, y a revisar el diseño del gasto social.

“Con décadas de políticas universalistas, es hora de volver a priorizar a quienes más lo necesitan. El Estado no puede estar en todo, pero sí puede —y debe— estar donde más se le necesita”, concluye el documento.

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