“China no puede permitirse que Rusia pierda la guerra en Ucrania”, fue la sorpresiva afirmación del ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, durante una reunión de cuatro horas con la diplomática europea Kaja Kallas, el pasado 3 de julio, según reveló el South China Morning Post (SCMP).
La declaración, que contrasta con la habitual retórica pública de Beijing a favor de la paz, revela la preocupación estratégica de China ante una eventual derrota rusa, lo que, según el régimen de Xi Jinping, podría desviar la atención militar de Estados Unidos hacia Asia y, especialmente, Taiwán.
En ese contexto, China transmitió a la Unión Europea su interés geopolítico en evitar una victoria ucraniana, temiendo que ello refuerce la presión estadounidense sobre Beijing.
Según dos fuentes consultadas por el SCMP, el encuentro fue interpretado por funcionarios europeos como una lección de realpolitik, destacando la inesperada franqueza del ministro chino en un tema de alta sensibilidad internacional.
Durante la conversación, Wang rechazó nuevamente las acusaciones occidentales de que China financia o arma directamente a Moscú, asegurando que su país no proporciona apoyo militar directo a la invasión rusa.
Sin embargo, China se ha convertido en el principal proveedor de bienes de doble uso para la industria de defensa rusa, lo que le ha permitido a Moscú evadir parte de las sanciones impuestas por Occidente.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha acusado repetidamente a Beijing de apoyar militarmente a Rusia. El pasado 29 de mayo, denunció que China dejó de vender drones a Ucrania y a países occidentales, mientras continúa abasteciendo a Moscú.
El trasfondo de estas maniobras diplomáticas es el temor de Beijing a un cambio en las prioridades estratégicas de Washington. El presidente estadounidense Donald Trump ha identificado a China como el principal adversario de su país, reduciendo el énfasis en la guerra en Ucrania y centrando su política exterior en la relación bilateral con el régimen chino.
Según un informe de Bloomberg de junio, la administración Trump ha reducido la presión sobre China por su apoyo a Rusia, pero advierte que esa postura podría cambiar en cualquier momento.
En paralelo, el respaldo militar de Estados Unidos a Ucrania muestra signos de debilitamiento. El pasado 1 de julio, el Departamento de Defensa estadounidense suspendió el envío de sistemas clave de armamento a Ucrania, incluyendo misiles antiaéreos Patriot y municiones guiadas de precisión.
Este giro ocurre mientras Moscú y Beijing refuerzan sus lazos diplomáticos y estratégicos. Vladímir Putin y Xi Jinping han acordado reunirse en septiembre en China, durante la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái.
Ataque masivo ruso deja al menos 23 heridos en Kiev
En paralelo, Rusia ejecutó un nuevo ataque masivo contra la capital ucraniana, Kiev, entre la tarde del jueves y la madrugada del viernes, que dejó al menos 23 personas heridas, según informaron las autoridades locales.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, informó que 15 personas fueron hospitalizadas y otras cinco reciben atención ambulatoria. La ofensiva, realizada en oleadas sucesivas, provocó incendios, daños materiales y caída de fragmentos de drones en zonas residenciales.
Según Timur Tkachenko, jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev (KMVA), al menos 13 puntos en los distritos de Solomyanskyi, Svyatoshynskyi, Darnytskyi, Dniprovskyi y Shevchenkivskyi resultaron afectados.
El ataque comenzó hacia las 21:30 horas (local) del jueves, con el uso de drones Shahed y misiles balísticos, lo que activó las defensas aéreas ucranianas en múltiples ocasiones durante la noche.
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