Julio ha comenzado con fuertes contrastes térmicos en el territorio continental chileno. Según datos de la Dirección Meteorológica, este lunes la capital reflejó claramente la oscilación de las temperaturas: en la estación Santiago, la mínima fue de 3,1 °C y la máxima llegó a 21 °C; mientras que en Pudahuel se registró una mínima de 0,9 °C y una máxima de 20,5 °C.
El último informe del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián (USS) describe este comportamiento como parte de un contexto de “marcada inestabilidad y contrastes extremos”. Apenas semanas después de una intensa ola polar en junio, que dejó mínimas cercanas a los -7 °C en la zona central, el país ahora enfrenta una inusual ola de calor invernal.
Calor invernal y derretimiento de nieve
A comienzos de mes, una dorsal cálida en altura provocó un ascenso extraordinario de la isoterma 0 °C, alcanzando hasta 4.500 metros sobre el nivel del mar en la cordillera entre Ñuble y Los Lagos. Esta condición motivó una alerta oficial por derretimiento del manto nivoso y aumento de caudales incluso en zonas de valle.
“La sucesión de estos eventos extremos opuestos en tan corto plazo refleja cómo el cambio climático intensifica la variabilidad atmosférica”, afirmó Paula Santibáñez, directora del observatorio.
Añadió que la coexistencia de temperaturas extremas, lluvias concentradas, sequías prolongadas y anomalías térmicas, incluso dentro del mismo mes, está dejando atrás cualquier noción de invierno normal.
Pronóstico: variabilidad persistente
El informe destaca que las anomalías térmicas actuales están cerca del promedio histórico, y los modelos climáticos proyectan una alta probabilidad de que esta fase continúe durante el resto del invierno austral.
“En ausencia de una señal oceánica dominante como El Niño o La Niña, no se espera una influencia sistemática sobre las precipitaciones, y por tanto, la atmósfera tendería a comportarse dentro del rango de variabilidad natural”, explicó Santibáñez.
Para las próximas semanas de julio, se espera un clima típicamente invernal, aunque con marcados contrastes según la zona del país. En la Región Metropolitana, se anticipa un descenso gradual hacia valores normales, con máximas entre 14 y 17 °C y mínimas entre 0 y 2 °C, incluyendo heladas matinales en áreas rurales y precordilleranas.
Zona centro-sur: heladas y posible nieve
Entre las regiones de Ñuble y Los Lagos, las máximas deberían descender a un rango de 10 a 14 °C, y las mínimas mantenerse entre 0 y 4 °C, con heladas frecuentes en sectores interiores y cordilleranos.
“Hacia la segunda mitad del mes no se descarta la ocurrencia de precipitaciones en forma de nieve o aguanieve en sectores altos de la precordillera y cordillera”, advirtió Santibáñez, señalando la probable acumulación nival en zonas elevadas.
Austral y norte: frío intenso y sequía persistente
En la zona austral, entre Aysén y Magallanes, se proyectan mínimas de hasta -5 °C en sectores interiores, con máximas entre 3 y 8 °C. En Punta Arenas, las mínimas bordearían los -2 °C y las máximas los 7 °C.
El paso de sistemas frontales fríos podría traer nieve o aguanieve en la segunda quincena del mes, según la experta.
En contraste, el norte del país continuará sin precipitaciones relevantes.
“No se proyectan lluvias en el altiplano, y es probable que estaciones como Arica, Iquique, Calama y Antofagasta cierren el mes con déficits superiores al 90%”, informó Santibáñez.
Zona central: lluvias escasas y acumulación nival deficitaria
Entre Coquimbo y el Maule, si bien se esperan algunos sistemas frontales, estos serían menos frecuentes o intensos que en un invierno típico.
“Julio se perfila como un mes seco en comparación a los promedios históricos, especialmente crítico si se considera la baja acumulación nival en la cordillera”, agregó Santibáñez.
Sur: lluvias cercanas a lo normal con tendencia a la baja
En regiones como La Araucanía y Los Ríos, las precipitaciones podrían mantenerse ligeramente por debajo de lo normal. Sin embargo, en Aysén y Magallanes, se espera que los acumulados superen los promedios mensuales, especialmente en estaciones como Balmaceda, donde se proyectan registros superiores al promedio histórico.
En resumen, julio se presenta como un mes de transición atmosférica marcada por extremos térmicos, con un clima invernal que oscilará entre episodios cálidos anómalos y retornos al frío más típico de la estación. El cambio climático, según los expertos, está rompiendo los patrones tradicionales, lo que obliga a redefinir las expectativas sobre el invierno en Chile.
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