En la primera mitad de 2025, Rusia destinó cerca de dos billones de rublos —el equivalente a 25.674 millones de dólares— a la incorporación de nuevo personal militar para su campaña en Ucrania, según informó el portal independiente Re: Russia. Esta cifra duplica el gasto realizado entre julio de 2023 y junio de 2024 con el mismo propósito, marcando un incremento drástico en los esfuerzos de reclutamiento por parte del Kremlin.
El informe destaca que la reposición constante de tropas ha sido posible gracias a estas sumas extraordinarias, dirigidas principalmente a bonificaciones por firma de contrato con el Ejército. En doce regiones que ofrecen mayores incentivos, los pagos iniciales alcanzan los 2,7 millones de rublos (unos 30.000 dólares). A esto se suman salarios mensuales y compensaciones adicionales para familias de soldados heridos o fallecidos.
Durante los primeros seis meses de 2025, el Kremlin logró incorporar aproximadamente 200.000 nuevos soldados. Si se mantiene esta tendencia, el gasto anual en personal militar podría escalar hasta los cuatro billones de rublos (más de 51.000 millones de dólares), lo que representaría el 2 % del PIB ruso y el 9,5 % del presupuesto federal para el presente año.
Este esfuerzo se enmarca en un proceso más amplio de consolidación del control estatal, que ha incluido la nacionalización de activos privados por un valor de 50.000 millones de dólares en los últimos tres años, según reveló recientemente el diario ruso Kommersant.
Avance militar limitado en Ucrania pese a millonario gasto
Sobre el terreno, el avance de las tropas rusas ha sido limitado, especialmente en comparación con el enorme costo humano y económico. En el último mes, las fuerzas rusas conquistaron 556 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, el mayor desplazamiento mensual desde el inicio de la invasión, de acuerdo con datos de la plataforma de monitoreo DeepState.
Sin embargo, analistas advierten que, a este ritmo, tomaría más de 70 años ocupar la totalidad del territorio ucraniano. Los combates se concentran actualmente en tres frentes principales:
-
Región nororiental de Sumy, donde las tropas rusas penetraron entre 10 y 12 kilómetros, aunque el avance fue detenido por la resistencia ucraniana.
-
Eje Pokrovsk–Kostyantynivka, en el este, donde se reporta una concentración de 111.000 soldados rusos.
-
Zona al oeste de Pokrovsk, escenario de constantes enfrentamientos.
En estas áreas, Moscú intenta replicar la estrategia del “caldero”, o cerco parcial, para aislar posiciones defensivas ucranianas y forzar retiradas.
Una guerra de desgaste con alto costo humano
La estrategia rusa se basa en una táctica de desgaste, conocida como “ofensiva reptante”, en la que pequeños grupos de infantería se desplazan a pie o en motocicleta, atacando repetidamente posiciones ucranianas. Esta modalidad busca evitar las grandes ofensivas blindadas, dada la alta tasa de bajas y la eficacia de los drones ucranianos para destruir tanques y vehículos.
Los drones rusos, como el modelo Gerbera, también han causado graves interrupciones en rutas de abastecimiento, dificultando el transporte de alimentos, municiones y la evacuación de heridos. Según el sargento Viktor Pyasetskyi, de la 93ª brigada ucraniana, muchas rutas empleadas hace apenas dos meses ya no pueden utilizarse, ni de día ni de noche.
Además del daño logístico, estas incursiones buscan quebrar la moral civil, con ataques sistemáticos a viviendas.
Presencia norcoreana y propaganda simbólica
En medio del conflicto, se han documentado operaciones con tropas norcoreanas y envíos de munición desde Corea del Norte, especialmente durante la reconquista de la región rusa de Kursk el verano pasado. Posteriormente, las fuerzas rusas cruzaron la frontera, aunque su avance fue limitado por combates fronterizos constantes.
La propaganda militar también juega un rol activo. Esta semana circularon imágenes de soldados rusos ondeando banderas en Dnipropetrovsk, pero las autoridades ucranianas lo desmintieron, asegurando que el grupo fue neutralizado. El Instituto para el Estudio de la Guerra advirtió que podrían haber unidades rusas aún en la región, aunque sin valor estratégico.
Según el mayor Viktor Trehubov, portavoz del grupo operativo Khortytsya, estas incursiones buscan más un efecto simbólico que militar.
Una guerra sin victoria clara a la vista
El saldo de esta estrategia es una guerra prolongada de desgaste, con altos costos humanos, presión constante sobre las fuerzas ucranianas y una demanda creciente de recursos por parte del Kremlin. Aunque las líneas del frente cambian lentamente, la intensidad de los combates no ha disminuido, afectando tanto a soldados como a la población civil.
En este contexto, la inversión masiva en reclutamiento y gasto militar refleja no solo la magnitud del conflicto, sino también la apuesta del gobierno ruso por sostener una guerra sin una victoria clara en el horizonte.
- Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente:www.eldiariodesantiago.cl
/psg
- Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente:www.eldiariodesantiago.cl