El envejecimiento de la población se ha convertido en uno de los desafíos más importantes para el mercado laboral y el crecimiento económico, especialmente en los países de la OCDE, que agrupa a las economías de mayores ingresos del mundo.
Según el informe «Perspectivas de Empleo de la OCDE 2024», el bloque enfrentará una reducción promedio del 8% en su población en edad de trabajar al año 2060, lo que impactará directamente en el crecimiento del PIB per cápita. En este escenario, Chile se posiciona como el país más afectado dentro del grupo.
El estudio revela que Chile experimentará la mayor desaceleración del PIB per cápita de la OCDE, pasando de un crecimiento promedio anual de 2,2% entre 2006 y 2019 a una caída proyectada de -0,1% entre 2024 y 2060, es decir, una diferencia negativa de 2,3 puntos porcentuales (pp). Le siguen Eslovaquia (-1,7 pp) y Polonia (-1,5 pp).
El informe explica que, si la productividad laboral se mantiene constante, la reducción en la ratio empleo-población se traduce directamente en una caída del PIB per cápita. Así, se proyecta que el crecimiento en la zona OCDE disminuya en un 40%, pasando de 1,0% anual a solo 0,6% entre 2024 y 2060. En términos acumulados, el PIB per cápita en 2060 será un 14% menor al que se habría alcanzado con un crecimiento constante de la fuerza laboral.
A pesar de que Chile presenta la mayor desaceleración, otros cinco países tendrán variaciones promedio incluso más negativas para el período 2024-2060:
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Austria: -0,13%
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Noruega: -0,4%
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Italia: -0,7%
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Luxemburgo: -0,96%
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Grecia: -1,8%
Impacto demográfico y desafíos internos
El director del Observatorio del Contexto Económico de la UDP (OCEC-UDP), Juan Bravo, advierte que “todo lo demás constante, el envejecimiento generará un efecto negativo sobre la capacidad de crecimiento. Se puede contrarrestar con mayor incorporación a la fuerza laboral de grupos con brechas como las mujeres o incrementando el capital humano”.
En el caso de Chile, la situación es aún más crítica debido a una tasa de dependencia superior al promedio de la OCDE. Mientras que en el bloque esta proporción pasó de 19% en 1980 a 31% en 2023, proyectándose en 52% para 2060, en Chile aumentó desde 9% en 1980 a 22% en 2023, y alcanzará un 64% en 2060, 12 puntos porcentuales más que el promedio OCDE.
Además, la participación laboral del grupo entre 55 y 64 años en Chile es más baja actualmente (22% vs 26% en la OCDE), pero se espera que en 2060 represente el 38% del mercado laboral chileno, comparado con 29% en la OCDE.
Bravo señala que “hay dificultades de empleabilidad en este grupo etario que no han sido abordadas adecuadamente en la política pública”, aunque destaca que el nuevo Subsidio Unificado al Empleo (SUE), actualmente en discusión, corrige el desequilibrio en recursos destinados a adultos mayores respecto a otros grupos prioritarios como mujeres y jóvenes.
Perspectiva estructural y fiscal
Por su parte, Soledad Hormazábal, investigadora del centro de estudios Horizontal, subraya que “Chile se encamina a ser uno de los países más envejecidos del mundo, y al mismo tiempo, es uno de los que tiene menor participación laboral de adultos mayores en la OCDE, lo que agrava el impacto sobre la disponibilidad de trabajadores”.
En su estudio de mayo titulado “Efecto de la caída en la tasa de fertilidad sobre el crecimiento económico”, Hormazábal advierte que “el aporte del trabajo al crecimiento económico pronto será negativo. El envejecimiento y la baja natalidad no son tendencias pasajeras, sino fuerzas estructurales que desafían la sostenibilidad del modelo económico y social”.
La experta también alerta sobre el riesgo fiscal creciente debido al aumento proyectado del gasto en salud y pensiones. En este contexto, destaca que la reciente reforma previsional, al aumentar la tasa de ahorro y descartar esquemas de reparto, va en la dirección correcta:
“El reparto sería absolutamente insostenible bajo la emergencia demográfica que enfrentamos”.
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