La política de vivienda en Chile enfrenta una crisis estructural que combina mayores costos, menor cobertura y una creciente informalidad, según un reciente estudio de la consultora Colliers.
El informe evidencia una paradoja insostenible: mientras el gasto público en subsidios habitacionales se dispara, la cantidad de beneficiarios cae drásticamente y, al mismo tiempo, los campamentos informales se multiplican en número y habitantes.
“Mientras el costo de los subsidios habitacionales se dispara, el número de beneficiarios cae de modo significativo. Al mismo tiempo, los campamentos informales no solo aumentan en número, sino que triplican la cantidad de familias que los habitan”, señala Reinaldo Gleisner, vicepresidente de Colliers.
Subsidios habitacionales: más caros, menos efectivos
Entre 2018 y el período 2023-2024, el estudio muestra que:
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El costo promedio por subsidio aumentó en un 144%, pasando de 299 UF a 702 UF.
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El número de subsidios entregados cayó en un 30%, de 193.481 a 136.111 anuales.
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El costo total de los subsidios creció un 66%, de 57,8 millones de UF a 95,6 millones de UF anuales.
“Este crecimiento no guarda relación con los precios de mercado. Los costos de construcción subieron apenas un 7% y los precios de venta de viviendas un 16%, en el mismo periodo”, aclara Gleisner.
En términos fiscales, los subsidios representaron un gasto anual promedio de US$4.069 millones, equivalente al 4,6% del Presupuesto Nacional. Mientras el PIB nacional creció un 15% y el presupuesto público un 19% entre 2018 y 2024, el gasto en subsidios aumentó un 69%.
Tres programas concentran el gasto
El informe revela que tres programas habitacionales —DS49, DS01 y DS19— concentran el 82% de los recursos del Minvu, pero solo benefician al 50% de los receptores. En 2018, estos programas representaban el 69% del gasto y llegaban al 33% de los beneficiarios.
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DS49: enfocado en los hogares más vulnerables.
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DS01: dirigido a sectores emergentes.
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DS19: destinado a la clase media.
Explosivo aumento de campamentos
En paralelo, la informalidad habitacional se ha disparado en la última década:
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En 2010, existían 660 campamentos, con 95 mil personas viviendo en ellos.
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En 2025, se estiman 1.400 campamentos, con 330 mil personas.
Estas comunidades, ubicadas principalmente fuera del límite urbano, carecen de servicios básicos como agua potable, alcantarillado y electricidad formal. Además, muchas veces son gobernadas por estructuras informales de poder, donde imperan la inseguridad, el tráfico de drogas y la violencia.
Un modelo al límite
El estudio plantea que una solución masiva para los hogares en campamentos —por ejemplo, a través del programa DS49— requeriría:
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Un gasto superior a las 204 millones de UF, más del doble del presupuesto actual del MINVU.
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2.000 hectáreas para viviendas unifamiliares o 800 hectáreas para viviendas de hasta cuatro pisos. Como referencia, toda la comuna de San Miguel tiene solo 1.000 hectáreas.
“La actual política habitacional, con subsidios crecientemente onerosos, baja efectividad y un contexto social más demandante, parece haber llegado a un punto de inflexión”, advierte Gleisner.
Llamado urgente a reformar el modelo habitacional
El informe concluye que el país enfrenta una emergencia habitacional creciente y que la actual política pública ya no responde a la magnitud del problema.
“La magnitud del desafío obliga a revisar el modelo, innovar en soluciones y, sobre todo, recuperar la capacidad del Estado de anticiparse a la emergencia social antes de que esta imponga sus propias reglas”, remata el ejecutivo.
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