Un puñado de anécdotas algunas muy conocidas y otras no tanto del Príncipe de las Tinieblas
SU ÚLTIMO SHOW
El 5 de julio pasado, a 17 días de su fallecimiento, Ozzy Osbourne ofreció sus últimos conciertos en Birmingham, Inglaterra, en el marco de la despedida de su alma mater: Black Sabbath.
En una jornada que fue bautizada como “Back to the Beginning”, Ozzy y la banda ofrecieron su última presentación tras una maratón que tuvo a bandas como Metallica, Guns N’ Roses, Slayer, Tool, Pantera, Gojira, Halestorm, Alice In Chains, Lamb Of God, Anthrax, Mastodon y Rival Sons, entre otros.
SU HORRIBE NIÑEZ Y DESDICHADA INFANCIA
El propio Osbourne lo ha dicho en entrevistas: su dura infancia fue clave para el imaginario que diseñó en su adultez y en su vida como figura pública. Una niñez marcada por la pobreza, los abusos sexuales, el bullying y los sueños que parecían que jamás iban a cumplirse.
Nació como John Michael Osbourne en Aston, Birmingham, en 1948, el futuro cantante fue hijo de dos obreros. Su madre, Lilian, era una católica no practicante que trabajaba en una fábrica. Su padre, John Thomas “Jack” Osbourne, trabajaba en el turno de noche como fabricante de herramientas en la General Electric Company.
Tuvo una infancia difícil. Además de vivir en la pobreza, a los 11 años sufrió repetidos abusos sexuales por parte de dos niños: “Fue terrible… Parecía eterno”, declaró al Mirror en 2003. Dijo que intentó suicidarse varias veces durante su adolescencia a causa de esos malos tratos.
También fue encarcelado por robo cuando era un joven: “No servía para nada. Era un inútil”, admitió en 2014. En lo concreto, fue condenado por robar en una tienda de ropa, pero no pudo pagar la multa; su padre también se negó a pagarla para darle una lección, lo que resultó en que pasara seis semanas en la prisión de Winson Green .
Osbourne dejó la escuela a los 15 años y trabajó como obrero de la construcción, aprendiz de fontanero, aprendiz de fabricante de herramientas, afinador de bocinas en una fábrica de automóviles y trabajador de un matadero.
PREMONITORIO
Ozzy Osbourne compartió en vida una premonición inquietante sobre su propia muerte meses antes de ofrecer su último concierto. Este sentimiento quedó registrado en una de sus últimas entrevistas.En una conversación con Rolling Stone realizada en 2023, Osbourne negó rotundamente los rumores de retiro que circulaban desde hacía tiempo a raíz de la cancelación de varias presentaciones debido al avance de sus problemas de salud.
En ese diálogo, el músico expresó el deseo de regresar a los escenarios aunque fuera una última vez. “Solo quiero estar lo suficientemente bien para hacer un show donde pueda decir: ‘Hola chicos, muchas gracias por mi vida’”, sostuvo.
Y luego agregó una frase que repercutiría luego de su muerte: “Eso es lo que estoy buscando, y si me caigo muerto al final, moriré siendo un hombre feliz”.
Finalmente, aunque no murió en el escenario, Ozzy Osbourne subió una vez más a las tablas el 5 de julio. Aquel show conocido como Back to the Beginning que emocionó a sus seguidores.
CUANDO SE COMIÓ UN MURIÉLAGO SOBRE EL ESCENARIO
El rock ha intentado desmentir infinidad de mitos, como los pollitos que pisaban los Kiss sobre el escenario. Sin embargo, figuras como Ozzy Osbourne alimentaron algunos motes sobre rockeros, aunque en su caso haya sido por accidente.
Ya solista, estaba en cuero sobre el escenario en Iowa, Estados Unidos. Esa noche regaló 16 temas, con tres de Black Sabbath sobre el final de la lista. Pero también dejó para los libros de curiosidades y excesos del rock una de sus páginas más insólitas: el día que Ozzy mordió un murciélago en pleno escenario.
Desde entonces, la anécdota fue revisitada miles de veces. Este martes, más de 43 años, vuelve desde la memoria por la muerte de Ozzy Osbourne, que falleció a los 76 años.
Ese miércoles 20 de enero de 1982, sin embargo, no fue Ozzy el único protagonista de la historia en el Veterans Memorial Auditorium. También lo fue un joven fan que hizo su parte.
Mark Neal, de 17 años, arrojó al murciélago hacia el escenario. En relatos posteriores, detalló que lo había encontrado muerto dos semanas antes en la puerta de su casa y que decidió guardarlo en el freezer para ofrendárselo a Ozzy.
ADMIRADOR DE HITLER
«Tengo una doble personalidad; Ozzy Osbourne y John Osbourne son dos personas diferentes». Con esta confesión, Ozzy Osbourne dejó entrever en 1982 la fractura interna que lo acompañaba tras su salida de Black Sabbath. La entrevista concedida a Night Flight tres años después de su despido, marcada por la embriaguez y la confusión, se convirtió en un testimonio incómodo de un artista al borde del colapso, incapaz de distinguir entre el personaje y la persona.
En ese encuentro televisivo, Ozzy Osbourne abordó sin tapujos la controversia que siempre lo ha rodeado. Cuando el entrevistador le preguntó por el origen de sus ideas y sus influencias, respondió de forma tajante: «Adolf Hitler». Ante la sorpresa, el periodista le pidió que aclarara su afirmación. Osbourne explicó: «Adolf Hitler tenía carisma, en el mal sentido, y lo admiraba un poco. Era un bicho raro, un lunático, pero tenía algo, ¿sabes?“, comenzó el músico.
SU MASCOTA, UN ZAPATO
Tal y como ha recogido después la prensa, sus compañeros de banda señalaron que durante su adolescencia, muchas veces el vocalista prefería estar solo o paseando a un zapato viejo atado a un cordón a modo mascota, que socializar con algunos de sus allegados, aunque esto tampoco es un hecho que se pueda probar.
Lo que sí tiene total veracidad es que Ozzy estuvo intentando sacarse el carnet de conducir durante seis años consecutivos en la década de los sesenta. Sin embargo, su estado de embriaguez continuo le impidió pasar ninguno de los exámenes de conducir a los que se presentó. Solo consiguió su licencia hace unos pocos años, con casi 70 años, cuando estaba totalmente rehabilitado y alejado de lo que le llevó a ganarse el sobremonbre de «el Príncipe de las Tinieblas».
DROGADO, QUISO ESTRANGULAR A SU ESPOSA
El cantante lo agarró, lo mordió y le arrancó la cabeza. La boca le quedó manchada de sangre. De inmediato, tuvieron que llevarlo al hospital para recibir vacunas contra la rabia.En 1989, en tiempos de adicción al alcohol, intentó estrangular a su esposa y mánager, Sharon.
«Si bebes como yo, puedes estar seguro de una de estas tres cosas: la muerte, con suerte, la locura o la cárcel», supo decir el británico, quien a pesar de aquel episodio no perdió de su lado a la madre de sus hijos, Kelly y Jack.
En otra ocasión, sobre su dependencia de las bebidas alcohólicas expresó: «Solía perder el conocimiento con frecuencia». El fundador de Black Sabbath, símbolo del heavy metal, que alcanzó a tener un concierto de despedida antes de su muerte, tuvo una vida de drogas, alcohol y excesos. Y, sin embargo, sobrevivió mucho más allá de lo que parecía posible. ¿Cómo?A lo largo de su vida, tal como confidenció el “Príncipe de las Tinieblas” en su libro autobiográfico I Am Ozzy, pasó 30 años borracho y cuatro décadas adicto a diversas sustancias.
Cocaína, morfina, LSD, barbitúricos, jarabe para la tos, pastillas para dormir… todo formaba parte de su menú habitual.
Por eso, en el 2002, en plena fama de su reality show “The Osbournes”, él mismo se preguntaba: “No hay ninguna razón médica plausible de por qué estoy vivo. Tal vez mi ADN podría decir la razón”.
Esa frase despertó la atención del laboratorio estadounidense Knome, que en 2007 le propuso estudiar su genoma. Osbourne aceptó y declaró que también donaría su cuerpo a la ciencia tras su muerte.
MANIFESTACION EVANGELISTA EN SU CONTRA
“Les he dado trabajo,” dice entre risas. “Una vez estaban protestando afuera de uno de mis shows con carteles de ‘Anticristo’ y me uní al final de la fila con un palo de escoba, al que le engrapé un cartel que decía ‘Que tengas un buen día’ con una carita feliz. No sabían que era yo.”, declaró en una entrevista
UN MISTERIO VIVIENTE PARA LA CIENCIA
Ozzy Osbourne, fallecido este martes a los 76 años, no solo fue una leyenda del rock: también fue un misterio viviente para la ciencia, que llegó a preguntarse cómo es posible que viviera tantos años luego de una larga época de drogadicción y alcoholismo severo.
El fundador de Black Sabbath, símbolo del heavy metal, que alcanzó a tener un concierto de despedida antes de su muerte, tuvo una vida de drogas, alcohol y excesos. Y, sin embargo, sobrevivió mucho más allá de lo que parecía posible. ¿Cómo?
A lo largo de su vida, tal como confidenció el “Príncipe de las Tinieblas” en su libro autobiográfico I Am Ozzy, pasó 30 años borracho y cuatro décadas adicto a diversas sustancias.
Por eso, en el 2002, en plena fama de su reality show “The Osbournes”, él mismo se preguntaba: “No hay ninguna razón médica plausible de por qué estoy vivo. Tal vez mi ADN podría decir la razón”.
Esa frase despertó la atención del laboratorio estadounidense Knome, que en 2007 le propuso estudiar su genoma. Osbourne aceptó y declaró que también donaría su cuerpo a la ciencia tras su muerte.
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/GAP