La Democracia Cristiana (DC) tomó este domingo una decisión clave de cara a las elecciones presidenciales de noviembre: respaldar a Jeannette Jara (PC) como candidata oficialista, tras una Junta Nacional que dejó al descubierto profundas divisiones internas. Con un 63% de apoyo de los delegados —frente a un 37% que abogaba por una candidatura propia—, la resolución no solo marcó el rumbo electoral del partido, sino que también desencadenó la renuncia de su presidente, Alberto Undurraga, quien calificó la medida como un «error» político y programático.
La fractura interna: Undurraga renuncia y critica la decisión
Undurraga, quien ya había adelantado su desacuerdo en entrevista con Ex-Ante —»Yo estoy entre [tener] candidato propio y la prescindencia presidencial»—, formalizó su salida con una carta en la que argumentó que el respaldo a Jara debilitaría al partido, tal como ocurrió con el Apruebo en el plebiscito constitucional: «Cuando abandonamos a nuestra propia gente, la gente no nos sigue», afirmó, citando también la baja participación del electorado centrista en la primaria oficialista que perjudicó a Carolina Tohá.
Su postura reflejó un ala histórica de la DC, donde figuras como Andrés Zaldívar, Carmen Frei, Carolina Goic y Jorge Pizarro también rechazaron el apoyo a Jara. En contraste, parlamentarios como Eric Aedo y Yasna Provoste, junto a la secretaria general Alejandra Krauss, impulsaron el respaldo, argumentando que un pacto parlamentario con el oficialismo era clave para la supervivencia política del partido.
Las grietas territoriales y la sombra de Frei Ruiz-Tagle
La división no fue solo nacional: mientras la DC de Tarapacá respaldó públicamente a Jara, la Región Metropolitana exigió una candidatura propia. Ante el riesgo de un quiebre, algunos militantes reactivaron conversaciones con el exPresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, evaluándolo como una figura unificadora.
Jara agradece y apela a la unidad
La candidata oficialista respondió con un mensaje en X, destacando el «compromiso con un Chile más justo» y prometiendo ganarse «el corazón del pueblo demócrata cristiano». Sin embargo, el desafío mayor para la DC será recomponer su identidad en un escenario donde, más que un acuerdo, persiste la tensión entre sobrevivir en el oficialismo o recuperar su autonomía.
¿Podrá la DC cerrar sus heridas antes de noviembre? La respuesta dependerá de si logra conciliar su histórica base centrista con una alianza que, para muchos, representa un salto al vacío.
- Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente:www.eldiariodesantiago.cl
/gap