El próximo viernes 1 de agosto comienza a regir el nuevo paquete de aranceles “recíprocos” impulsado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, el cual incluye un gravamen de hasta 50% a las importaciones de cobre. Una medida que mantiene en alerta al Gobierno chileno, aunque por ahora las autoridades aseguran que el impacto inmediato será mínimo.
En concreto, Chile podría enfrentar un arancel general de 10% –aunque Trump ha insinuado que podría subir a 15% o incluso 20%– y una sobretasa de 50% al cobre, lo que pone bajo la lupa el futuro de las exportaciones del principal producto nacional.
Gobierno asegura efectos acotados para este año
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, afirmó ante la comisión de Minería y Energía de la Cámara de Diputados que “el impacto económico sobre la actividad y los ingresos fiscales en Chile para este año es mínimo, si es que existe alguno”. No obstante, advirtió que podría haber efectos mayores en el mediano plazo, aunque Chile cuenta con herramientas para mitigar ese impacto.
Marcel enfatizó que Chile tiene una oferta diversificada de cobre y que existen “posibilidades relativamente amplias de reorientar los destinos” si EE.UU. reduce sus compras del metal rojo. Además, explicó que “la oferta no va a cambiar significativamente producto de la imposición de estos aranceles”.
En línea con el Gobierno, consultoras internacionales como Oxford Economics y JP Morgan han calificado el posible impacto como “insignificante” o “mínimo”, tanto para la inflación como para la actividad económica general del país.
Mineras sin mayor preocupación
Desde el mundo privado, las grandes compañías mineras también mantienen la calma. El presidente del Consejo Minero, Joaquín Villarino, sostuvo que la demanda mundial por cobre se mantiene sólida, con India emergiendo como un actor clave, tal como lo fue China en décadas pasadas.
“Solo el 10% de la producción chilena de cobre va a EE.UU. El otro 90% se dirige a otros mercados, especialmente China, que representa un 52,3% de los embarques nacionales”, recordó Villarino.
Por su parte, el presidente de Sonami, Jorge Riesco, destacó que la participación de EE.UU. como destino de exportaciones “es acotada”, lo que reduce la exposición de Chile a las medidas de Washington.
Economistas advierten sobre riesgos a futuro
Pese al tono tranquilizador del Gobierno y la industria, algunos economistas llaman a no bajar la guardia. El expresidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, señaló que los efectos de este tipo de medidas pueden tardar en manifestarse:
“Estas son políticas que tienen efectos reales en la economía, y esos efectos toman tiempo en hacerse presentes”.
En la misma línea, el académico de la Universidad de Maryland, Sergio Urzúa, alertó que sería “muy ingenuo pensar que esto no tendrá consecuencias a mediano y largo plazo”. Incluso advirtió que, si EE.UU. logra reactivar su industria cuprífera, en algunos años podría reducir su dependencia del cobre chileno, afectando la inversión extranjera en el sector minero nacional.
“No me sorprendería que empresas que hoy invierten en Chile empiecen a considerar mover operaciones a Estados Unidos si ven mejores condiciones a futuro”, afirmó Urzúa.
Una relación comercial en tensión
Aunque Chile cuenta con un Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU. y una relación comercial de larga data, las decisiones unilaterales del gobierno de Trump han introducido un elemento de incertidumbre en un momento de alta volatilidad global.
Por ahora, el impacto es moderado, pero todo dependerá de si las medidas se concretan y se mantienen en el tiempo, así como de la capacidad de diversificación de mercados por parte de las mineras chilenas.
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