El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza sus proyecciones para la economía mundial, anticipando un crecimiento de 3% en 2025 y de 3,1% en 2026, según la última actualización de su informe Perspectivas de la Economía Mundial (WEO), publicado en julio de 2025. Esta revisión representa un aumento de 0,2 puntos porcentuales respecto a las previsiones publicadas en abril de este mismo año.
En cuanto a América Latina, el FMI también ajustó al alza sus expectativas, proyectando un crecimiento regional de 2,2% para 2025, lo que supone igualmente una revisión positiva de 0,2 puntos porcentuales frente a los pronósticos anteriores.
«Esto refleja una anticipación mayor de lo esperado en previsión de un aumento de los aranceles; unos tipos arancelarios efectivos medios en Estados Unidos inferiores a los anunciados en abril; una mejora de las condiciones financieras, debido en parte a la debilidad del dólar estadounidense; y la expansión fiscal en algunas jurisdicciones importantes«, señaló el organismo internacional.
Inflación a la baja, pero con diferencias entre países
El FMI también anticipa una reducción sostenida de la inflación global, proyectando una tasa del 4,2% en 2025 y del 3,6% en 2026. Esta evolución se mantiene en línea con las previsiones anteriores, aunque el organismo advierte sobre disparidades entre economías.
«El panorama general oculta notables diferencias entre países, ya que las previsiones apuntan a que la inflación se mantendrá por encima del objetivo en Estados Unidos y será más moderada en otras grandes economías«, precisó el Fondo.
Riesgos latentes a la baja
El informe advierte que los riesgos para las perspectivas económicas se inclinan a la baja, tal como se señaló también en el informe de abril. Entre las principales amenazas, el FMI destaca:
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Un posible repunte de los tipos arancelarios efectivos, que podría desacelerar el crecimiento.
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Elevada incertidumbre comercial, debido a la falta de acuerdos sustanciales antes del vencimiento de plazos arancelarios adicionales.
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Tensiones geopolíticas, que podrían interrumpir las cadenas de suministro y elevar los precios de las materias primas.
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Aumento de déficits fiscales y mayor aversión al riesgo, lo que podría generar un alza en los tipos de interés a largo plazo y un endurecimiento de las condiciones financieras globales.
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Fragmentación económica, que podría generar volatilidad en los mercados financieros.
Recomendaciones de política
Frente a este panorama, el FMI enfatizó la necesidad de que las políticas públicas contribuyan a generar un entorno de confianza, previsibilidad y sostenibilidad. Entre sus recomendaciones clave, se encuentran:
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Calmar las tensiones comerciales y geopolíticas.
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Preservar la estabilidad de precios y financiera.
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Restaurar los amortiguadores fiscales.
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Implementar reformas estructurales necesarias para fortalecer la resiliencia económica global.
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