Chile es uno de los países del mundo con mayor número de avistamientos de objetos voladores no identificados (OVNIs). Su geografía diversa, cielos despejados y zonas con baja contaminación lumínica convierten al país en un lugar ideal tanto para la observación astronómica como para registrar fenómenos aéreos inexplicables. A lo largo de las décadas, varios casos espectaculares han capturado la atención de científicos, militares y ciudadanos, posicionando a Chile como un verdadero punto caliente para la ufología.

Un país con registro oficial de fenómenos anómalos

Chile es también uno de los pocos países que cuenta con una entidad oficial dedicada al estudio de fenómenos aéreos anómalos: el Comité de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (CEFAA), dependiente de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). Este organismo ha investigado numerosos reportes que no han podido ser explicados por fenómenos naturales, fallas técnicas o actividad humana conocida.

1. Caso El Yeso (2013): avistamiento múltiple en la cordillera

En marzo de 2013, trabajadores de la empresa sanitaria Aguas Andinas reportaron haber observado varios objetos luminosos moviéndose de forma errática sobre el embalse El Yeso, en plena cordillera de los Andes. Las imágenes, captadas con teléfonos móviles, mostraban luces que cambiaban de dirección abruptamente y que parecían interactuar entre sí.

El CEFAA clasificó este caso como “fenómeno aéreo anómalo no identificado”, ya que no se detectaron aeronaves en la zona y los movimientos no correspondían a drones ni meteoritos.

2. Caso Calama (1978): persecución aérea en el desierto

Uno de los casos más antiguos y famosos ocurrió en diciembre de 1978, cuando dos aviones de combate de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) fueron enviados desde Calama tras el reporte de un objeto brillante que se desplazaba sobre el desierto de Atacama.

Los pilotos informaron que el objeto realizaba maniobras imposibles para cualquier aeronave de la época, y que cuando intentaron interceptarlo, el OVNI aceleró bruscamente y desapareció. El hecho fue reconocido por altos mandos de la FACh, y aunque no se hizo público inmediatamente, se considera uno de los casos más sólidos de interacción entre fuerzas militares y un objeto no identificado.

3. Caso Collahuasi (2014): registro con cámara térmica militar

En 2014, un helicóptero de la Armada de Chile, equipado con cámaras infrarrojas FLIR, registró durante más de 10 minutos un objeto volador no identificado sobrevolando la zona de Collahuasi, en el norte del país.

El objeto no emitía calor visible ni señales de transpondedor, y su desplazamiento era errático y a velocidades cambiantes. El video fue analizado por CEFAA durante dos años y publicado en 2017, concluyendo que no podía explicarse como una aeronave conocida, dron, globo meteorológico ni fenómeno atmosférico.

4. Caso Pampa Lluscuma (2020): luces en formación sobre Arica

Durante la pandemia, en agosto de 2020, habitantes de zonas rurales cercanas a Arica captaron en video una serie de luces en formación, flotando sobre la Pampa Lluscuma, una zona poco habitada y cercana a la frontera con Perú y Bolivia.

Los testigos afirmaron que las luces no hacían ruido, cambiaban de color y permanecieron suspendidas por varios minutos. A pesar de la viralización del video, las autoridades aeronáuticas no encontraron registros de vuelos ni actividad militar en ese momento.

5. Observatorio de La Silla (varios casos): ciencia y misterio conviven

Incluso en zonas donde se realizan observaciones astronómicas científicas, como el Observatorio La Silla, han ocurrido reportes de avistamientos inexplicables. En varias ocasiones, astrónomos han sido testigos de luces o estructuras que cruzan el cielo a velocidades extremas, sin dejar rastros.

Estos casos, si bien menos mediáticos, tienen el valor adicional de haber sido presenciados por personal entrenado para distinguir fenómenos astronómicos de anomalías reales.

¿Qué hay detrás de los OVNIs en Chile?

Si bien la mayoría de los casos tienen explicaciones racionales —satélites, globos, aviones o fenómenos naturales—, hay un porcentaje pequeño que permanece sin explicación incluso después de análisis detallados por parte de organismos oficiales. Esto ha alimentado el interés de investigadores independientes y de comunidades científicas internacionales.

Además, con el creciente interés global en los fenómenos aéreos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés), Chile ha cobrado una renovada atención como país clave para entender estos misterios.

Un cielo que no deja de sorprender

Chile, con su cielo limpio y su tradición astronómica, seguirá siendo un escenario privilegiado para los avistamientos de OVNIs. Si estos objetos tienen un origen extraterrestre, natural o tecnológico aún no revelado, es algo que sigue alimentando el debate, la curiosidad y la investigación científica. Mientras tanto, la vigilancia del cielo chileno continúa, con los ojos y las cámaras atentos a lo inesperado.

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