La economía de Estados Unidos sorprendió al crecer un 3% anual entre abril y junio, recuperándose después de la caída del 0,5% registrada en el primer trimestre del año, según informó este miércoles el Departamento de Comercio. Este repunte se produjo en medio de las tensiones comerciales provocadas por las políticas arancelarias del presidente Donald Trump.
El Producto Interno Bruto (PIB), que mide la producción total de bienes y servicios en el país, superó ampliamente las expectativas del mercado, que proyectaban un crecimiento del 2% para este período.
La notable expansión se explicó en gran medida por una fuerte caída en las importaciones, que añadió más de cinco puntos porcentuales al crecimiento del PIB. Esta dinámica contrasta con el primer trimestre, cuando un aumento significativo de las importaciones —producto del apresuramiento de las empresas para adelantar compras antes de la aplicación de nuevos aranceles— lastró la economía.
En cuanto al gasto del consumidor, este se elevó un 1,4% en el segundo trimestre, mejorando respecto al trimestre anterior, aunque sigue siendo un crecimiento moderado.
Por otro lado, la inversión privada mostró una caída del 15,6% anual, la mayor desde el impacto de la pandemia de COVID-19, reflejando incertidumbre y ajustes en el sector empresarial. Asimismo, la reducción de inventarios empresariales restó 3,2 puntos porcentuales al crecimiento, tras la acumulación masiva en el primer trimestre.
Según el informe del Departamento de Comercio, “el aumento del PIB real en el segundo trimestre reflejó principalmente una disminución de las importaciones, que son una resta en el cálculo del PIB”. Además, destacaron el incremento del gasto de los consumidores como otro factor positivo.
Analistas de Goldman Sachs han señalado que la caída en las importaciones del segundo trimestre alivió la presión sobre el crecimiento, pero advirtieron que este efecto podría no mantenerse a largo plazo. La posible nueva ronda de aumentos arancelarios podría impulsar la inflación, erosionando el poder adquisitivo de las familias y afectando el consumo.
Kathy Bostjancic, economista jefe de Nationwide, comentó que el crecimiento actual está “muy distorsionado por los flujos comerciales y el inventario”, lo que genera dudas sobre su sostenibilidad.
Desde que Trump asumió la presidencia, ha implementado una serie de aranceles que han afectado a múltiples socios comerciales. Estas medidas incluyen un impuesto del 10% a la mayoría de socios comerciales de EE.UU., así como aranceles más altos sobre acero, aluminio y automóviles, además de sanciones específicas contra Canadá, México y China.
En particular, la disputa comercial con China llevó a una escalada arancelaria mutua que paralizó flujos comerciales, aunque recientemente se alcanzó una tregua temporal. Tras conversaciones recientes en Estocolmo, negociadores indicaron la posibilidad de extender dicha tregua, pero la decisión final queda en manos de Trump.
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