José Antonio Kast y Evelyn Matthei se comprometieron a realizar ajustes fiscales de gran magnitud en caso de llegar a La Moneda, en medio de un escenario económico marcado por el alto déficit estructural registrado el año pasado.

En 2023, el déficit alcanzó el -3,2% del PIB, muy por encima de la meta oficial de 1,9%, lo que llevó al Consejo Fiscal Autónomo (CFA) a calificar la desviación como extraordinaria. Aunque el Gobierno aplicó correcciones por US$1.900 millones, retrasó la meta de déficit estructural para este año, ajustándola de -1,1% a -1,6% del PIB, decisión que fue ampliamente criticada.

Los planes de Kast y Matthei

En este contexto, los candidatos opositores presentaron sus propuestas:

  • José Antonio Kast prometió un ajuste de US$6.000 millones en 18 meses.

  • Evelyn Matthei planteó un recorte de al menos US$8.000 millones en cuatro años, detallando posibles fuentes de ahorro:

    • US$700 millones en licencias médicas.

    • US$600 millones en compras públicas.

    • US$400 millones en disminución de burocracia.

La gran pregunta que surge es si estas propuestas son factibles y desde qué reparticiones se descontarían los recursos.

“Políticamente complejo”

El investigador senior del OCEC UDP, Juan Ortiz, calificó las metas de ambos candidatos como “muy exigentes y políticamente muy complejas de implementar”.

Sobre Kast, explicó que un recorte de US$6.000 millones implicaría reducir en torno a 1% del PIB (US$4.000 millones) el primer año y 1,5% (US$2.000 millones) el segundo. En el caso de Matthei, el ajuste requeriría US$2.000 millones permanentes por año, es decir:

  • 0,5% del PIB el primer año.

  • 1% el segundo.

  • 1,5% el tercero.

  • 2% el cuarto.

Ortiz advirtió que los recortes recién podrían implementarse desde 2027, debido a que el presupuesto de 2026 será diseñado por la actual administración. Además, recalcó la inflexibilidad del 90% del gasto público, al estar atado a normas legales y compromisos de inversión.

Opiniones divididas entre los expertos

El académico de la Universidad Autónoma, Pablo Müller, fue más crítico con la propuesta de Kast:

  • “Un ajuste de US$6.000 millones en 18 meses es muy difícil de concretar, por su magnitud y el poco tiempo disponible, ya que implicaría recortes rápidos y con alta resistencia política”, sostuvo.

  • En cambio, señaló que el plan de Matthei es más viable, ya que distribuye el esfuerzo en cuatro años y se apoya en medidas más concretas, aunque supeditado al crecimiento económico proyectado.

En la misma línea, Gonzalo Escobar, académico de la Universidad Andrés Bello, afirmó que “ambas proyecciones pueden ser ciertas”, y que es probable que Kast busque la fusión de ministerios y la reducción de la planta funcionaria, mientras que ambos candidatos coincidirían en racionalizar contrataciones y cerrar programas públicos mal evaluados.

“El momento más factible”

Finalmente, Patricio Órdenes planteó que “no ha habido un momento político más favorable para iniciar un recorte del gasto público que el actual”, recordando que la deuda pública está cerca de niveles prudentes y que los casos de licencias médicas fraudulentas evidencian un despilfarro de recursos.

Según Órdenes, sería factible ahorrar mediante:

  • Cierre de programas públicos con alto gasto administrativo.

  • Reducción del ausentismo laboral en el sector público.

  • Mejor focalización de la gratuidad.

  • Moderación en el crecimiento de remuneraciones estatales.

  • Disminución del uso de subsidios por incapacidad laboral.

“Solo en esas cinco medidas ya es posible alcanzar cerca de US$2.500 millones de ahorro”, concluyó.

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