La elección presidencial de 2025 se perfila como una de las más complejas y competitivas desde el retorno a la democracia. Con 7 de los 8 candidatos en carrera provenientes de la oposición, esta elección se convierte en una de las más adversas para el oficialismo desde 1990, solo superada por la de 2013, cuando Michelle Bachelet enfrentó a Evelyn Matthei, la única representante de la derecha en esa primera vuelta.

Hoy, el Presidente Gabriel Boric enfrenta un panorama similar, con su exministra del Trabajo, Jeannette Jara, como la única postulante cercana a su administración.

La carga del oficialismo y el peso de la historia

Jeannette Jara, militante del Partido Comunista y exministra del actual gobierno, fue ratificada como candidata del oficialismo en las primarias del 29 de junio. A pesar de su cercanía con La Moneda, ha debido tomar distancia del gobierno en materias como seguridad, buscando conectar con un electorado más amplio.

Según el analista político Pepe Auth, el gobierno enfrenta una constante histórica difícil de romper: “El gobierno lucha contra una constante, ya repetida cuatro veces consecutivas, que es la alternancia en el poder. Gana la oposición, sin importar de qué tipo sea. El gobierno juega contra la historia”.

Voto obligatorio: la gran incógnita

Uno de los factores más determinantes de esta elección será la implementación del voto obligatorio. Por primera vez, los chilenos deberán acudir a las urnas de manera obligatoria en una presidencial, lo que eleva el padrón a 12 millones de personas habilitadas, frente a los poco más de 7 millones que votaron voluntariamente en 2021.

“Habrá unos 5 millones de nuevos votantes que no tienen lealtades políticas claras”, señala Auth, quien subraya que estos votantes pueden inclinar la balanza de forma impredecible.

El analista Tomás Duval coincide: “El voto obligatorio imprime un fuerte nivel de incertidumbre a los candidatos. Se enfrentan a un electorado nuevo, del cual no tienen información ni certezas”.

El ascenso de la “Nueva derecha” y la disputa con Matthei

Otro de los elementos que redefine esta contienda es el crecimiento de la llamada “Nueva derecha”, representada por José Antonio Kast (Partido Republicano) y Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario). Ambos han consolidado apoyos más allá de la centroderecha tradicional, con un discurso centrado en la seguridad, el orden público y el control migratorio.

Duval recuerda que Kast ya mostró fuerza en 2021 y en el proceso constitucional de 2023, donde su partido superó el 35% de los votos.

“La seguridad es el pilar base de esta nueva derecha. El desafío de otros candidatos es superar esa oferta con temas adicionales, como crecimiento económico o políticas sociales”.

El analista Gonzalo Müller, de la Universidad del Desarrollo, advierte que la fragmentación también golpea a la derecha: “La abundancia ha generado división, tanto en la izquierda antes, como en la derecha ahora”.

Matthei: en desventaja, pero con apoyo del centro político

Evelyn Matthei, candidata de Chile Vamos, Amarillos y Demócratas, parte esta carrera en desventaja. Aunque lideró encuestas gran parte de 2024, entre mayo y junio fue superada por Kast, su principal competidor en la derecha.

Su desafío no solo es alcanzar la segunda vuelta, sino que también encarna la responsabilidad de preservar la viabilidad de los partidos tradicionales de la centroderecha.

Además, la adhesión de Amarillos y Demócratas refuerza su posicionamiento en el centro político, consolidando una candidatura que trasciende la antigua lógica del plebiscito del Sí y el No.

“Este fenómeno consolida la poca importancia que tiene a estas alturas el eje del plebiscito de 1988”, sostiene Auth.

Jeannette Jara: un techo marcado por el gobierno

Aunque figura entre las candidaturas más competitivas, Jeannette Jara arrastra el peso del gobierno de Boric, con niveles de aprobación entre el 28% y 35%. Esa es su mayor limitación.

“El techo de Jara no es el suyo ni del PC, es el techo del gobierno. Incluso si la candidata hubiese sido Carolina Tohá, el desafío habría sido el mismo: conquistar votantes críticos del oficialismo es casi imposible”, advierte Auth.

Además, Jara debe buscar un difícil equilibrio entre el programa del PC y el apoyo de partidos del Socialismo Democrático, e incluso sectores de la DC.

Una campaña polarizada y un centro político difuso

Con Kast y Jara ubicados en los extremos del espectro, otras candidaturas como las de Parisi, Mayne-Nicholls, ME-O e incluso Matthei, buscan capturar al electorado del centro, particularmente a los huérfanos de la exConcertación y votantes moderados que no se sienten representados por los extremos.

El clivaje de esta elección es claro, según los expertos: “En 2021 ganó el cambio social contra el orden. Hoy, la probabilidad es que gane el orden”, concluye Auth.

Con temas como seguridad, crecimiento económico, control migratorio y gestión estatal dominando la agenda, la carrera presidencial 2025 se consolida como una contienda marcada por la incertidumbre, el desgaste del oficialismo y una derecha dividida pero con opciones reales de regresar a La Moneda.

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