El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, presenta una evolución clínica descrita como una mejoría parcial, según el boletín médico difundido este miércoles por el Hospital DF Star de Brasilia, donde permanece internado desde el martes.
El exmandatario, de 70 años, fue trasladado de urgencia desde su residencia —donde cumple prisión domiciliaria desde el pasado 4 de agosto— tras experimentar vómitos, mareos y una disminución en la presión arterial. Al llegar al centro médico, los especialistas constataron un cuadro de deshidratación, frecuencia cardíaca elevada y presión arterial baja.
Los exámenes clínicos revelaron una anemia persistente y alteraciones en la función renal, particularmente un aumento de la creatinina, indicador que los médicos subrayaron en su informe como motivo de preocupación. Además, ante los frecuentes episodios de mareos, se le realizó una resonancia magnética de cráneo, la cual no mostró “cambios agudos” desde el punto de vista neurológico.
El equipo médico inició un tratamiento que incluyó medicación e hidratación intravenosa, lo que permitió una leve mejoría en su estado general. “Será reevaluado a lo largo del día para determinar la necesidad de continuar en el entorno hospitalario”, detallaron los cuatro médicos firmantes del parte clínico.
Ingresos hospitalarios recientes y diagnóstico previo
El pasado domingo, Bolsonaro ya había sido ingresado al mismo hospital para someterse a una intervención menor destinada a la retirada de ocho lesiones en la piel. En esa ocasión, los análisis detectaron un cuadro de anemia por deficiencia de hierro y restos de una neumonía reciente.
Dicha salida fue autorizada por el magistrado del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, quien lidera los procesos judiciales en los que se encuentra involucrado el exmandatario.
Historial de salud y secuelas del atentado
Los problemas de salud de Bolsonaro han sido frecuentes en los últimos meses, con episodios repetidos de hipos crónicos, náuseas y malestares digestivos. Varias de estas complicaciones se relacionan con las secuelas del atentado con arma blanca que sufrió el 6 de septiembre de 2018, durante un mitin electoral en Minas Gerais, ataque perpetrado por un hombre con antecedentes psiquiátricos.
Desde entonces, Bolsonaro ha sido sometido a varias intervenciones quirúrgicas relacionadas con lesiones intestinales y secuelas del ataque.
Condena judicial por intento de golpe de Estado
Mientras se encuentra hospitalizado, el ex jefe de Estado enfrenta una condena emitida el jueves pasado por la Primera Sala del Supremo Tribunal Federal, que lo halló culpable de liderar un intento de golpe de Estado tras su derrota en las elecciones presidenciales de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
Jair Bolsonaro fue condenado a 27 años y 3 meses de prisión, la pena más alta impuesta entre los ocho acusados, que incluyen exministros y exaltos mandos militares, sentenciados a entre 16 y 27 años de prisión. Según la sentencia, el expresidente “lideró un complot para desmantelar el Poder Judicial, impedir la investidura de Lula y perpetuarse en el poder por la fuerza”.
Durante las últimas sesiones del juicio, Bolsonaro no asistió, y su defensa justificó su ausencia por los problemas de salud que actualmente lo aquejan.
La evolución de su estado clínico y el desenlace de su situación judicial mantienen en vilo tanto a la opinión pública como al escenario político brasileño.
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