La posible candidatura de la expresidenta Michelle Bachelet a la Secretaría General de la ONU ha puesto a los principales candidatos presidenciales de la oposición chilena en una encrucijada estratégica. Sus primeras declaraciones, analizadas en conjunto, revelan un patrón de cautela y evasividad, intentando equilibrar el reconocimiento protocolar de una figura internacional con la crítica política doméstica que define su base electoral.
El diputado Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario) fue el primero en abordar el tema, mostrando la contradicción de forma explícita. Por un lado, calificó como “un orgullo” para el país la posibilidad, pero inmediatamente calificó su administración presidencial como “mala” y su gestión en Derechos Humanos como “pésima”. Su conclusión, “No voy a oponerme, pero no la voy a respaldar”, sintetiza la dificultad de tomar una postura clara.
Evasión como Estrategia Predominante
Esta ambigüedad se acentuó en las respuestas de los otros dos candidatos. José Antonio Kast (Partido Republicano) optó por una evasiva total, afirmando que “la expresidenta está en todo su derecho” y que es mejor “dejemos que ocurran las cosas y después nos pronunciamos”. Esta postura pospone cualquier definición que pueda generar costos políticos inmediatos.
Por su parte, Evelyn Matthei (Chile Vamos, Demócratas y Amarillos) utilizó un enfoque de framing para redirigir el foco del debate. En lugar de opinar sobre la idoneidad de Bachelet, declaró que su prioridad son los problemas inmediatos de los chilenos, como la delincuencia y la falta de empleo, afirmando que “los chilenos, en general, están realmente hasta la coronilla”. Esta respuesta busca restar relevancia al tema internacional, enmarcándolo como una distracción de las urgencias nacionales.
Claves Analíticas del Contexto
El análisis de estas declaraciones debe considerar dos variables clave:
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El Factor Tiempo: Como señaló Matthei, la elección en la ONU “queda más de un año”. Esto les da un margen de maniobra para evitar definiciones en un momento donde la campaña se centra en temas domésticos.
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La Dependencia de un Futuro Gobierno: La viabilidad de cualquier candidatura chilena requiere el apoyo formal del gobierno de turno. Si el Presidente Boric decide impulsar la postulación, la próxima administración que asuma en marzo de 2025 deberá comprometerse a defenderla. Este es el núcleo del problema para la oposición: si uno de estos candidatos gana la presidencia, se vería forzado a respaldar oficialmente a una figura que hoy critica o evita apoyar, o bien, deberá retirar el aval, una decisión de alto costo diplomático.
Conclusión
Las respuestas de Kaiser, Kast y Matthei no son meras declaraciones aisladas, sino movimientos tácticos dentro del tablero político. Reflejan la incomodidad de tener que posicionarse sobre una figura de talla global que, internamente, representa para su electorado un símbolo de gobiernos que ellos cuestionan. La evasividad y la contradicción son, por ahora, el reflejo de una apuesta calculada: postergar una decisión que, inevitablemente, deberán tomar si llegan a La Moneda.
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