“Este es el mejor momento”, reiteró el canciller Alberto van Klaveren durante un almuerzo con la delegación parlamentaria que acompañó al Presidente Gabriel Boric a la Asamblea General de Naciones Unidas. Con esas palabras, el jefe de la diplomacia chilena anticipaba el anuncio que haría minutos más tarde el Mandatario: la nominación de Michelle Bachelet como candidata a la Secretaría General de la ONU.
Adelanto del proceso de nominación
Detrás de esa frase, hay una evaluación estratégica. Desde hace semanas se comenta tanto en la ONU como en la Cancillería chilena la posibilidad de adelantar los tiempos del proceso, originalmente previsto para comenzar en diciembre de 2025, con la convocatoria oficial a los países para presentar candidatos entre enero y febrero de 2026.
Sin embargo, según fuentes diplomáticas, ese llamado podría adelantarse a octubre de 2025, lo que activó la urgencia en La Moneda para mover sus fichas. “Ese mes está a la vuelta de la esquina”, afirman desde el Ejecutivo, aumentando la presión sobre Michelle Bachelet, quien hasta el 2 de septiembre aún no había confirmado su disposición a competir por el cargo que actualmente ocupa António Guterres.
Interés internacional y respaldo latinoamericano
Durante el almuerzo, van Klaveren aseguró que varios países se han acercado a consultar si Bachelet será finalmente candidata, un interés que La Moneda tomó como señal para oficializar la nominación.
Entre los más entusiastas se encuentran países de América Latina y el Caribe, región que históricamente ha reclamado que esta vez el liderazgo de la ONU recaiga en uno de sus representantes.
Horas después del anuncio, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) emitió un comunicado reforzando el acuerdo político no escrito de que la región debería liderar la ONU en esta oportunidad.
Competencia regional: Grynspan, Grossi y Bárcena
Aun así, Bachelet no está sola en la carrera. Su principal contendora es Rebeca Grynspan, actual secretaria general de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), economista costarricense con fuerte perfil técnico y mayor aceptación en sectores diplomáticos de Estados Unidos, lo que podría ayudarle a evitar vetos de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
No obstante, Grynspan aún no cuenta con el respaldo oficial de Costa Rica, al igual que el argentino Rafael Grossi, actual director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Distinta es la situación de Alicia Bárcena, ex secretaria ejecutiva de la Cepal y actual canciller de México, quien ha sido públicamente elogiada por la presidenta Claudia Sheinbaum. Sin embargo, Bárcena tampoco ha confirmado su interés en competir.
Apoyos claves y señales políticas
Desde el gobierno chileno apuestan a que el mayor aliado regional de Bachelet será Brasil, liderado por Luiz Inácio Lula da Silva, con quien la expresidenta mantiene una relación cercana. Otros países ya han adelantado su respaldo a la candidatura chilena.
Uno de los gestos más llamativos vino del Presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien en la cumbre “En defensa de la democracia, combatiendo el extremismo”, bromeó con Boric al decir: “Bueno, vamos a invitar a Bachelet a bailar aquí en las Naciones Unidas. Ojalá en la Secretaría General. Hay que entrar pisando fuerte.”
La respuesta de Boric no se hizo esperar: “Es que no ha visto bailar a la presidenta Bachelet.”
Despliegue diplomático y protagonismo internacional
De forma protocolar, la campaña será liderada por el canciller Van Klaveren, la embajadora de Chile ante la ONU, Paula Narváez, y el director de Asuntos Multilaterales, Frank Tressler.
Sin embargo, la propia Michelle Bachelet ya inició su despliegue electoral. En el mismo evento donde Petro la respaldó, fue abordada por figuras de alto nivel, como el Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, e incluso el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, quienes se acercaron a saludarla, abrazarla y tomarse fotografías con ella.
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