La idea de que hay objetos voladores no identificados sobre el continente antártico ha capturado la imaginación pública durante décadas. Reportes, imágenes satelitales y testimonios oficiales conforman un panorama lleno de interrogantes, especulación y necesidad de rigurosidad científica.

Casos históricos: cuando los gobiernos lo tomaron en serio

  • En julio de 1965, los gobiernos de Argentina, Chile y el Reino Unido admitieron haber observado objetos sobre Antártida desde distintas bases. Los Andes En esos reportes se hablaba de objetos con forma lenticular, luces de varios colores, desplazamientos “incompatibles con fenómenos astronómicos o aviones convencionales” y perturbaciones magnéticas en algunas estaciones.

  • En el avistamiento, descripciones como “una estrella de primera magnitud brillante” también se usaron cuando los testigos observaron luces que se comportaban de modo anómalo respecto del cielo estrellado.

Reportes modernos y fenómenos virales

  • Hay publicaciones recientes en redes y medios de divulgación que señalan que un usuario halló un objeto circular, de aproximadamente 12 metros de diámetro, semienterrado en nieve y barro, en la costa de una isla antártica (Isla Two Hummock). Según relatos, la forma del aparente objeto metálico destacaría contra el entorno compacto de nieve.

  • También se ha difundido un supuesto video en redes como 4chan, que afirma que en 2022 se recuperó un UAP (“Fenómeno Anómalo No Identificado”) con forma de huevo en la cordillera Queen Elizabeth antártica, supuestamente dentro de una cueva, junto con lo que el denunciante afirma sería una entidad biológica humanoide en estado de letargo.

Explicaciones alternativas y escepticismo

  • Varios expertos y geógrafos advierten que muchas de estas “pruebas” visuales tienen explicaciones naturales más plausibles, como formaciones de hielo, rocas parcialmente cubiertas por nieve, avalanchas, o efectos ópticos derivados de la iluminación, sombra o erosión.

  • En el caso de objetos vistos en Google Maps, se sugiere que la baja resolución, los efectos de nieve o barro, o la curvatura y perspectivas engañosas, podrían dar la impresión de objetos con forma geométrica o metálica.

Importancia del rigor: evidencia, fuentes y verificaciones

Para que un avistamiento de ovni tenga valor científico, se requieren:

  1. Documentación clara: fotografías, vídeos con buena resolución, mediciones confiables.

  2. Testimonios verificables de observadores con credibilidad.

  3. Evaluación por expertos en geología, meteorología, óptica, etc., para descartar causas naturales o artificiales conocidas.

  4. Repetición o seguimiento del fenómeno si es posible, para ver si se repite o se puede localizar con precisión.

Conclusión: mito, posibilidad o fenómeno real

Mientras que los relatos y las imágenes captan la atención —y alimentan teorías de bases extraterrestres, túneles secretos, organismos en letargo, etc.— lo cierto es que hasta ahora no existe evidencia científica concluyente que confirme que alguno de estos presuntos objetos sea realmente una nave espacial u origen extraterrestre.

La Antártida, por su aislamiento, su clima extremo, sus variaciones de luz, sus formaciones de hielo y nieve, ofrece muchas condiciones que complican la interpretación de lo que se observa. Por eso, aunque el tema sigue siendo fascinante, la postura más prudente es mantener un escepticismo informado, investigando cada caso con métodos rigurosos y fuentes confiables.

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