El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, comienza a delinear el tono de su política exterior con un gesto que marca un giro importante respecto a los últimos 20 años de diplomacia boliviana. En una entrevista con CNN, el senador centrista anunció que no invitará a representantes de Nicaragua, Cuba ni Venezuela al acto de toma de posesión presidencial, previsto para el próximo 8 de noviembre.
“No son democráticos y no quisiera que mi país fuera ninguno de esos tres”, afirmó Paz, en referencia a los gobiernos de Nicolás Maduro (Venezuela), Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Daniel Ortega (Nicaragua).
“Somos un país democrático”
El futuro mandatario aclaró que, si bien Bolivia mantendrá relaciones diplomáticas con esos países, lo hará respetando los acuerdos previos, pero sobre la base de principios distintos: “Nosotros somos un país democrático. Si bien hay relaciones diplomáticas a ser respetadas, porque hay condiciones previas, nuestra condición de relación es sobre la base de la democracia”, explicó.
Paz remarcó que las decisiones de su administración estarán guiadas por el interés nacional, particularmente en el área económica: “Todo aquello que sea bueno para el país y que genere economía, comercio será considerado, y eso no lo veo con estos tres países”, subrayó.
Un giro respecto a las administraciones anteriores
La decisión de no invitar a los líderes de Cuba, Venezuela y Nicaragua representa una ruptura con la política exterior de los expresidentes Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (2020-2025), quienes mantuvieron una estrecha alianza ideológica y estratégica con estos gobiernos, principalmente dentro del marco de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Bajo sus gestiones, Bolivia compartió instancias de cooperación económica, política y social de marcado carácter antiimperialista con estos tres países.
Primeros acercamientos con Estados Unidos y la oposición venezolana
Las primeras señales del cambio de orientación internacional surgieron apenas horas después de la victoria de Paz en el balotaje. El presidente electo agradeció el llamado de felicitación del subsecretario de Estado estadounidense, Cristopher Landau, en nombre del gobierno del expresidente Donald Trump.
Poco después, el actual secretario del Departamento de Estado de EE. UU., Marco Rubio, emitió una declaración oficial en la que destacó: “La elección de Rodrigo Paz inaugura una oportunidad transformativa para ambas naciones. Estados Unidos está presto para ser socio con Bolivia en las prioridades compartidas”.
Además, Paz sostuvo una conversación con la líder opositora venezolana y Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado, quien felicitó su victoria y destacó que “Bolivia y Venezuela están unidas por su historia y su destino de libertad, prosperidad y paz”.
El gesto fue respaldado por otras plataformas y partidos de oposición en Venezuela, reforzando la imagen de un nuevo eje democrático latinoamericano.
Análisis y contexto regional
Para el analista internacional Andrés Guzmán Escobari, la postura de Paz evidencia un giro en la posición de Bolivia en el escenario internacional, orientado a restablecer vínculos interrumpidos durante las administraciones anteriores.
Actualmente, Bolivia no mantiene relaciones diplomáticas plenas con Estados Unidos desde que expulsó a su embajador en 2008 en medio de acusaciones cruzadas de intervención política. Las relaciones con Chile también han estado marcadas por tensiones, especialmente a raíz de la demanda marítima presentada por Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia en 2013.
Una nueva etapa de relaciones exteriores
Rodrigo Paz expresó su voluntad de abrir una nueva etapa de diálogo con Estados Unidos y Chile, subrayando la necesidad de superar conflictos históricos para afrontar una coyuntura interna crítica: “Bolivia necesita más aliados que adversarios en el plano internacional, especialmente en medio de una crisis económica que demanda cooperación, inversión y estabilidad”, concluyó.
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