La tarde del lunes volvió a exponer con crudeza las consecuencias más devastadoras de la delincuencia desbordada en las calles de Santiago. En la comuna de Recoleta, un niño de 12 años perdió la vida luego de que el furgón escolar en el que viajaba fuera impactado violentamente por un vehículo ocupado por dos delincuentes que huían tras cometer un robo.

El accidente ocurrió en la intersección de las avenidas Santos Dumont con Humorista Carlos Helo, cuando los imputados —que escapaban a toda velocidad— colisionaron de frente con el furgón que transportaba a seis niños y dos adultos. Además de la víctima fatal, los demás pasajeros resultaron con lesiones de diversa consideración.

Tras la audiencia de control de detención, el tribunal decretó prisión preventiva para ambos sujetos, al considerar acreditada su participación en los delitos de robo con sorpresa, homicidio consumado con dolo eventual y lesiones leves y graves. La investigación tendrá un plazo de 100 días, tiempo durante el cual se buscará esclarecer en detalle la secuencia de hechos que derivó en la tragedia.


El dolor de una comunidad: la tragedia que paralizó un colegio

El impacto emocional alcanzó de lleno al Colegio Rafael Sanhueza de Recoleta, al que asistía el menor fallecido. Desde la dirección se anunció la suspensión de clases y actividades, con el propósito de “coordinar la mejor manera de contener y consolar” a la comunidad educativa.

Aun así, numerosos apoderados se acercaron al establecimiento en busca de información y consuelo. Entre ellos, Jorge, padre de dos estudiantes del mismo colegio, ofreció un testimonio estremecedor en conversación con Tu Día (Canal 13). Aunque su hijo no viajaba en el furgón siniestrado, acudió de inmediato al lugar tras enterarse del accidente. Lo que encontró fue una escena que, según sus palabras, “jamás olvidará”.

“Uno nunca sabe lo que va a pasar… Ayer el papá de este niño dijo: ‘lo estaba esperando para almorzar’”, relató con la voz quebrada. El silencio que siguió en el estudio del programa reflejó el peso de esas palabras: la sencillez de una rutina interrumpida por la irracionalidad de la violencia.

Incluso la notera Ana María Silva se vio sobrepasada por la emoción, apenas logrando continuar su reporte. La escena televisiva, cargada de humanidad, se transformó en símbolo del duelo colectivo que enfrenta una comunidad entera: padres, docentes y estudiantes tratando de encontrar sentido a una pérdida que no tiene explicación posible.

En el siguiente reportaje de CNN se detalla el prontuario de los delincuentes, que aún así se encontraban en libertad, lo que demuestra la inoperancia de la justicia chilena


Más allá del hecho: un país confrontado con su inseguridad

El caso de Recoleta no sólo suma una víctima más a la estadística, sino que reabre un debate urgente: ¿cuántas vidas deben truncarse antes de que el país logre contener la escalada de violencia y delitos que ya no distingue hora, lugar ni edad?

La prisión preventiva de los imputados aparece, para muchos, como una respuesta judicial necesaria pero insuficiente frente a un fenómeno estructural. Porque detrás del expediente penal hay una historia de duelo que interpela a todos: la de un padre que, a la hora del almuerzo, esperaba a su hijo que nunca volvió.

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