Sketches, jingles, mucha Inteligencia Artificial (IA) —propia de los tiempos que corren— y parodias sin mesura a figuras políticas del “bando contrario”. Estos son algunos de los ingredientes que han protagonizado la franja electoral que comenzó el viernes 17 de octubre, transmitida en cadena nacional dos veces al día, en bloques de 20 minutos, y que se extenderá hasta el jueves 13 de noviembre, cuando cierren oficialmente las campañas presidenciales.

Los candidatos rotan en orden de aparición y cuentan con 2 minutos y 30 segundos cada uno, un tiempo valioso en televisión abierta, espacio ideal para plasmar ideas que orienten un voto racional o para apelar al público indeciso, conocido como el “votante obligado”, que deberá concurrir a las urnas el próximo domingo 16 de noviembre.

Sin embargo, algunas voces han manifestado que, lejos de presentar propuestas claras o ideas concretas, el tono predominante es una subjetividad emocional que busca conectar con el espectador a través de elementos visuales y afectivos, más que ofrecer contenido sustantivo.

En pantalla se suceden letras coloridas, banderas chilenas flameando casi como accesorios, y escenas que oscilan entre candidatos personificándose como presidente, discursos ante públicos expectantes y continuas referencias al estallido social del 18-O.

Esta situación ha generado cuestionamientos sobre la justificación de imponer una cadena nacional para asegurar que contenidos, a menudo considerados cuestionables, sean vistos.

El próximo domingo 26 de octubre se realizará el debate presidencial organizado por Canal 13, que reunirá a los ocho candidatos a La Moneda y se emitirá a las 20:00 horas.

El debate anterior, emitido por Chilevisión, alcanzó un rating superior a 950 mil televidentes, con una participación del 38% del público de TV abierta y un peak de 1,2 millones de espectadores a las 22:34 horas, lo que invita a preguntarse cuál de estas instancias, franja o debate, tendrá mayor influencia en la decisión de voto.

Alcance y audiencia de la franja electoral

Según datos revelados por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), en su estreno del viernes 17 de octubre, la franja alcanzó un rating de 24 puntos en el horario de las 20:40 horas y 18 puntos en la emisión de las 12:40 horas.

La audiencia predominante está compuesta por personas de entre 50 y 69 años. De acuerdo con Kantar Ibope Media, la franja diurna tiene un perfil mayoritariamente femenino, con un 56% de mujeres, mientras que en la franja nocturna no se registran diferencias significativas por sexo.

En cuanto al alcance, la franja llega a un promedio de 1,7 millones de personas al día en horario prime, y 1,3 millones durante la emisión diurna.

¿Cuánto influye la franja electoral en el voto?

Para el académico y analista político de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, la franja se ha centrado principalmente en destacar las características personales e identidades políticas de los candidatos, con algunas propuestas. Sin embargo, considera que esta estrategia sirve más para consolidar las bases de apoyo que para mover significativamente la opinión pública.

“Están mostrando sus ejes políticos y particularidades, lo que podría ser un aporte para la información ciudadana. Pero si mantienen la misma lógica, no parece que la franja vaya a ‘mover la aguja’, sino más bien a reforzar sus respectivos espacios políticos”, afirmó.

Por su parte, la académica Jaquelin Morillo, de la Facultad de Economía, Negocios y Gobierno de la Universidad San Sebastián, plantea que la franja electoral enfrenta un dilema casi estructural:

“Nació para ser un espacio masivo que permitiera a todos los candidatos llegar a un público amplio, incluidos quienes no siguen la política en redes sociales o prensa escrita. Y en ese sentido, sigue cumpliendo su rol: la televisión abierta sigue siendo el medio de mayor alcance en Chile, con cerca de dos tercios de la población declarando ser usuaria habitual”, explicó.

El problema, según Morillo, es que el lenguaje utilizado privilegia la emoción sobre el contenido. “Sketches, caricaturas, jingles pegajosos o ataques cruzados fijan climas y percepciones, pero rara vez permiten comparar propuestas de gobierno, evaluar su viabilidad o discutir costos. Más que informar, la franja emociona y visibiliza”.

No obstante, la experta señala que la franja puede mover la aguja “aunque en márgenes estrechos”, especialmente en tres segmentos clave:

  • Indecisos blandos

  • Votantes de baja participación

  • Personas que no se informan por otras vías

“En una elección reñida, un movimiento de 1% o 2% puede inclinar la balanza. Además, la franja genera conversación, instala agenda, provoca reacciones y multiplica su efecto en noticieros y redes sociales”, concluyó.

El investigador del Instituto Libertad, Pablo Rodríguez, coincide en que, dadas las encuestas, es poco probable que la franja sea decisiva, sino que sirve para consolidar apoyos y transmitir mensajes a nuevos votantes. “Una combinación efectiva de ideas y una presentación atractiva son importantes, pero no decisivas”, señaló.

La influencia del debate presidencial

Respecto al debate, Tomás Duval afirma que puede tener un mayor efecto en la ciudadanía, ya que “produce ciertos cambios no radicales, especialmente cuando ocurren errores o malos desempeños. Cuanto más cerca estén las elecciones, más peso tienen para quienes toman decisiones en el último minuto”.

Para Morillo, el debate es una instancia “complementaria” en la que los candidatos deben mostrar consistencia, claridad y capacidad para transmitir confianza en vivo.

“El debate no sustituye la masividad de la franja, pero ofrece un formato distinto, donde pesa más el dominio de argumentos y la coherencia en las respuestas. Sin embargo, su verdadero alcance está en lo que sucede después: lo que se amplifica en noticieros, resúmenes digitales y, sobre todo, en redes sociales, donde frases o gestos se vuelven virales”, destacó.

En ese sentido, la académica concluye que “más que mover la aguja directamente, el debate alimenta la conversación pública y refuerza —o erosiona— percepciones ya instaladas por la franja”.

Finalmente, Pablo Rodríguez apunta que los debates que permitan preguntas cruzadas y contrapreguntas son potencialmente más relevantes que la franja. “Aunque el tiempo es limitado, hay más espacio para desarrollar temas, especialmente en áreas como el presupuesto, que pueden explicarse con mayor detalle”, concluyó.

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