El misterioso objeto interestelar 3I/ATLAS ha vuelto a captar la atención de la comunidad astronómica. Nuevas imágenes obtenidas por el Telescopio Óptico Nórdico, de 2,5 metros de diámetro y ubicado en las Islas Canarias, revelan un fenómeno inesperado: la anticola dirigida hacia el Sol, visible durante julio y agosto de 2025, se transformó en una cola convencional en septiembre del mismo año.

Según los científicos David Jewitt y Jane Luu, autores del estudio, la tasa de pérdida de masa del objeto es proporcional al flujo de radiación solar que incide sobre su superficie. Esta dependencia sugiere que el dióxido de carbono (CO₂) es el principal impulsor de la actividad de 3I/ATLAS, una hipótesis que ya había sido respaldada por observaciones espectroscópicas del observatorio espacial SPHEREx y del telescopio espacial James Webb.

Durante el mes de octubre, no será posible realizar observaciones desde la Tierra, ya que el objeto se encuentra demasiado cerca del Sol en el cielo.

CO₂: el motor que impulsa la actividad de 3I/ATLAS

El espectro medido por el telescopio James Webb mostró que 3I/ATLAS pierde alrededor de 150 kilogramos de masa por segundo a una distancia de 3,32 unidades astronómicas (ua) del Sol. Su composición se estima en un 87% de CO₂, un 9% de monóxido de carbono (CO) y un 4% de agua (H₂O).

Estos datos confirman que el cometa se comporta de manera distinta a los cometas del Sistema Solar, al estar dominado por gases más volátiles. “El CO₂ parece ser el motor principal de su actividad”, explican Jewitt y Luu, quienes destacan la importancia de la radiación solar en este proceso.

Una anticola espectacular observada por el Hubble

Las imágenes de alta resolución del Telescopio Espacial Hubble, tomadas el 21 de julio de 2025, mostraron una anticola alargada dirigida hacia el Sol, con una elongación proyectada de 2:1 y una elongación corregida de aproximadamente 10:1 en tres dimensiones, similar a un chorro luminoso.

El astrofísico Avi Loeb, en colaboración con Eric Keto, publicó un artículo en el que explican que este chorro estaba dominado por la dispersión de la luz solar en fragmentos de hielo de agua, expulsados desde el núcleo del cometa como consecuencia de la sublimación del CO₂.

Este fenómeno fue interpretado como una evidencia de la actividad dinámica del objeto y de la interacción entre los diferentes compuestos volátiles presentes en su superficie.

Un nuevo modelo teórico explica la transformación de la anticola

En su estudio más reciente, Loeb y Keto desarrollaron un modelo teórico detallado que describe la transición de la anticola a una cola convencional durante el mes de septiembre de 2025.

Además del Telescopio Óptico Nórdico, los telescopios Keck y Gemini Sur también registraron una disminución gradual de la anticola y un aumento de la cola en dirección opuesta al Sol.

El modelo sostiene que, conforme 3I/ATLAS se acerca al Sol, la temperatura aumenta de manera exponencial, lo que provoca una mayor sublimación de CO₂ y un incremento en la producción de fragmentos de hielo. Sin embargo, estos fragmentos permanecen cada vez menos tiempo en el entorno del cometa, provocando una evolución rápida en su morfología.

Según el modelo, esta combinación de factores genera un máximo en la dispersión de luz solar por los granos de hielo a una distancia de 3 a 4 ua del Sol. Más cerca, la dispersión está dominada por partículas de polvo refractario y granos más grandes que sobreviven lo suficiente como para formar una cola que apunta en dirección opuesta al Sol.

Observaciones pendientes desde Marte

Las imágenes capturadas el 2 de octubre de 2025 por la cámara HiRISE a bordo del Mars Reconnaissance Orbiter —aún no disponibles debido al cierre del gobierno estadounidense— podrían ofrecer una vista lateral del resplandor que rodea a 3I/ATLAS, con una resolución de 30 kilómetros por píxel.

Una vez publicadas, estas imágenes serán clave para validar el modelo Keto-Loeb, que propone la existencia de una coma de hielo alrededor del objeto.

Una masa colosal y una pérdida mínima

Los cálculos indican que 3I/ATLAS perdió cerca de 2 millones de toneladas de masa entre julio y octubre de 2025, lo que representa menos del 0,00005% de su masa total, estimada en más de 33 000 millones de toneladas.

Esta cifra se basa en la ausencia de un retroceso no gravitacional detectable en su órbita, según un estudio de Loeb junto a Richard Cloete y Peter Veres.

En términos físicos, todo el penacho de gas observado corresponde a la ablación de una capa superficial de apenas 4 centímetros en un cuerpo sólido de 5 kilómetros de diámetro, una proporción comparable a la relación entre la palma de una mano y la longitud de la isla de Manhattan.

El perihelio: una prueba definitiva

El próximo perihelio de 3I/ATLAS, su punto más cercano al Sol, expondrá su superficie a una radiación solar estimada en 33 gigavatios. Las observaciones posteriores, especialmente durante su máxima aproximación a la Tierra el 19 de diciembre de 2025, ofrecerán nuevas pistas sobre su composición y naturaleza real.

El astrofísico Avi Loeb adelantó que, si el objeto muestra un comportamiento típico de un cometa natural bajo el intenso calor solar, reducirá su clasificación a categoría 2 en la escala de Loeb.

Sin embargo, enfatizó que no bajará a categoría 0, debido a la gran masa de 3I/ATLAS, muy superior a la de 1I/ʻOumuamua y 2I/Borisov, y a su precisa alineación orbital con el plano de la eclíptica, características que siguen siendo un enigma para la ciencia.

Un visitante interestelar que desafía los límites del conocimiento

Con su actividad dominada por CO₂, su estructura masiva y una morfología cambiante, 3I/ATLAS se ha convertido en uno de los objetos interestelares más intrigantes jamás observados.

Las observaciones planificadas para los próximos meses podrían redefinir la comprensión de los cometas interestelares y aportar datos esenciales sobre la composición de otros sistemas estelares.

En palabras de Loeb, “la verdadera naturaleza de 3I/ATLAS sigue oculta bajo una capa superficial de pocos centímetros, pero sus secretos podrían cambiar nuestra visión del espacio interestelar”.

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