El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este martes ante personal militar en la base naval de Yokosuka que su país actuará con determinación para garantizar su seguridad, y afirmó que no se amparará en la “corrección política” a la hora de defenderse.
En un discurso directo y de fuerte tono belicista, Trump sostuvo: “A la hora de defender Estados Unidos, ya no somos políticamente correctos. Vamos a defender a nuestro país de la manera que sea necesaria”. El mandatario añadió que, en caso de conflicto, su administración buscaría la victoria con contundencia: “Si estamos en guerra, la vamos a ganar. Vamos a ganarla como nadie lo ha hecho antes. Iríamos y bombardearíamos países al carajo”, dijo, en una frase que acaparó la atención y generó reacciones por su crudeza.
La intervención de Trump tuvo lugar en el marco de su gira por Asia, que incluye visitas a Malasia, Japón y una próxima escala en Corea del Sur. Durante el acto en Yokosuka, el presidente fue acompañado por la primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, quien aprovechó la instancia para agradecer a las tropas estadounidenses por su “dedicación a la paz en la región”.
La comparecencia presidencial en Yokosuka reaviva la controversia sobre el tono y la retórica de la administración en materia de defensa y política exterior, especialmente por el uso de expresiones explícitas que algunos analistas consideran innecesariamente provocadoras en un contexto diplomático.
Según registros, la última vez que Trump pronunció un discurso en esta base fue en 2019, y la visita actual reafirma el compromiso de la alianza bilateral entre Washington y Tokio, aunque marca también un énfasis en la postura de fuerza que el presidente busca proyectar frente a eventuales amenazas.
Autoridades militares y diplomáticas presentes en la base optaron por minimizar las interpretaciones políticas del mensaje, subrayando el valor de la cooperación estratégica entre ambos países para mantener la estabilidad regional. No obstante, la contundencia verbal del presidente podría complicar la gestión comunicacional entre aliados y rivales en la zona Asia-Pacífico.
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