La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos manifestó sentirse “profundamente horrorizada” por la macrooperación policial realizada el martes contra el Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más poderosas de Brasil, en la que murieron al menos 64 personas, según cifras oficiales iniciales. Sin embargo, el número de víctimas podría duplicarse, luego de que civiles trasladaran a las calles de una favela cerca de 60 cadáveres adicionales, que la Defensa Civil recogió horas más tarde.
Las imágenes difundidas en redes sociales y medios locales muestran camionetas descargando restos humanos en diferentes puntos de la comunidad, lo que ha dificultado establecer una cifra precisa de fallecidos. Ante estos hechos, la oficina del alto comisionado Volker Türk recordó a las autoridades brasileñas sus obligaciones bajo el derecho internacional y exigió investigaciones prontas, independientes y efectivas sobre las muertes registradas.
La ONU señaló que esta operación se enmarca en una tendencia de acciones policiales cada vez más violentas en comunidades marginadas de Brasil. En el operativo, participaron alrededor de 2.500 agentes desplegados para cumplir 100 órdenes de arresto en los complejos de favelas Alemão y Penha, ubicados en el norte de Río, una de las zonas más pobres y conflictivas de la ciudad.
De acuerdo con el último reporte oficial, entre los fallecidos figuran 60 presuntos sospechosos y cuatro agentes de seguridad, mientras que al menos ocho policías y tres civiles resultaron heridos por arma de fuego.
Una ciudad paralizada por el miedo
La tensión persistía entrada la noche del martes. En Tijuca, una mujer que paseaba con su perro por la Praça Varnhagen declaró al diario O Globo: “Parece Covid. Muy extraño”. La escena, según los vecinos, recordaba a los días más duros de la pandemia: calles vacías, locales cerrados y silencio inusual en una urbe acostumbrada al bullicio.
En el Boulevard 28 de Setembro, en Vila Isabel, solo dos barrenderos, dos recicladores y un pequeño bar permanecían activos. La avenida, conocida por su conexión con figuras icónicas de la samba como Noel Rosa y Martinho da Vila, mostraba una imagen desoladora. La Rua Teodoro da Silva, que conecta varios barrios, también permanecía sin tráfico, mientras que en el Largo Verdun (Grajaú), una farmacia 24 horas bajó sus persianas por seguridad, una situación replicada en Maracanã y a lo largo de la Avenida Rei Pelé.
La autopista Grajaú–Jacarepaguá, una de las principales vías entre la Zona Norte y la Sudoeste, fue cerrada durante varias horas debido a los enfrentamientos, generando gran preocupación. Esta carretera atraviesa comunidades bajo control del Comando Vermelho y fue uno de los puntos clave del operativo.
A las 3:30 de la madrugada, el Centro de Operações e Resiliência do Rio (Cor-Rio) informó que todas las vías fueron reabiertas, siendo la última la Grajaú–Jacarepaguá, en dirección a Jacarepaguá.
Noche tensa en toda la ciudad
En la Zona Sur, la madrugada transcurrió en un ambiente de tensión y calles vacías. En la Praça São Salvador, en el barrio de Laranjeiras, no se registró el movimiento habitual. Un vecino contó al medio G1: “Solo estoy de paso, necesitaba comprar algo urgente en el mercado, pero estoy apurado. En una noche cualquiera estaría viendo un partido en una mesa, pero hoy me quedo en casa”.
La situación se repitió en el Largo do Machado, donde la mayoría de los negocios permaneció cerrada y los pocos que abrieron reportaron escasa clientela. “Hoy está muy difícil, las calles están desiertas y los clientes que llegan se quedan menos tiempo que de costumbre”, afirmó Luis Felipe, camarero de un restaurante local.
Incluso los servicios 24 horas, como farmacias y cerrajerías, suspendieron temporalmente sus actividades. En Botafogo, la Rua Voluntários da Pátria, una de las más transitadas del barrio, lucía completamente vacía. Lo mismo ocurría en la Rua Arnaldo Quintela, destacada por la revista Time Out como una de las más “cool” del mundo, donde no se observó presencia de peatones ni vehículos.
Reapertura de carreteras y normalización parcial
Durante la madrugada de este miércoles, la alcaldía de Río de Janeiro confirmó que ya no quedaban carreteras bloqueadas tras la contraofensiva del Comando Vermelho. En un comunicado, el Centro de Operaciones y Resiliencia precisó: “La última vía en ser reabierta fue la autopista Grajaú–Jacarepaguá, en dirección a Jacarepaguá, a las 2:45 de la madrugada”.
A pesar de la reapertura, el ambiente en la ciudad continúa siendo de temor y conmoción, mientras organismos internacionales y defensores de derechos humanos exigen respuestas claras y rendición de cuentas por lo ocurrido en una de las operaciones policiales más sangrientas de la historia reciente de Río de Janeiro.
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