El presente fin de semana largo estuvo marcado por la reacción de los comandos y candidatos presidenciales al último conjunto de encuestas autorizadas antes del inicio de la veda electoral, que comenzó a las 23:50 horas del 1 de noviembre. Este momento representa la última instantánea pública del panorama electoral antes de las elecciones del 21 de noviembre, consolidándose no solo como un dato técnico, sino como un artefacto político que cada campaña intenta interpretar y aprovechar para moldear la narrativa final.
Un Consenso con Fracturas: El Escenario de Primera Vuelta
El análisis agregado de los sondeos de Black & White, CEP, Criteria, Panel Ciudadano-UDD, La Cosa Nostra, Data Influye y Pulso Ciudadano revela un consenso inicial: el liderazgo en primera vuelta de Jeannette Jara, candidata del oficialismo y la DC. Sin embargo, este dato aparentemente sólido es inmediatamente matizado por la profundización analítica. El segundo lugar es consistentemente ocupado por José Antonio Kast del Partido Republicano y PSC, delineando una polarización inicial.
La verdadera incertidumbre se localiza en los estratos siguientes. La lucha por el tercer y cuarto puesto entre Evelyn Matthei (Chile Vamos, Amarillos y Demócratas) y Johannes Kaiser (PNL) exhibe la volatilidad del electorado y la ausencia de un bloque opositor unificado. Más allá, candidatos como Franco Parisi (PDG) y los independientes Harold Mayne-Nicholls, Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés completan un panorama fragmentado.
La fractura más significativa, no obstante, emerge al proyectar el escenario a una segunda vuelta. Aquí, el consenso sobre Jara se quiebra: la mayoría de las encuestas revelan que la exministra del trabajo se encontraría en una posición de vulnerabilidad, perdiendo ante al menos tres de sus contendores de la oposición. Esto sugiere que su techo de apoyo en primera vuelta podría ser distinto a su capacidad de ampliación en un balotaje, un dato crucial que redefine la lectura superficial de los números.
Estrategias Discursivas: Más Allá del Número
Las reacciones de los comandos no se centraron en los números en sí, sino en la construcción de un relato estratégico a partir de ellos.
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El Comando Jara: De la Defensa a la Propuesta: Ante un escenario de balotaje adverso, el comando de Jara, a través del senador Ricardo Lagos Weber, optó por una estrategia de desdén táctico hacia las encuestas. Su declaración de que «no hay una pura cifra» busca desacreditar la validez absoluta de los sondeos y desplazar el foco hacia la solidez programática. La enumeración detallada de propuestas concretas (ayuda a cuidadoras, «igual pega igual pago», postnatal masculino, sala cuna universal e ingreso vital) no es casual; es un intento de anclar la campaña en una oferta tangible dirigida a un electorado específico, principalmente femenino y de clases medias-bajas, contrarrestando la narrativa de rechazo. La senadora Alejandra Sepúlveda complementó este enfoque apelando a un «termómetro» ciudadano más orgánico que las frías estadísticas, expresando fe en pasar a segunda vuelta y en la fuerza de las ideas de su candidata.
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El Comando Matthei: La Eficacia Electoral como Argumento: Para el comando de Evelyn Matthei, representado por los senadores Juan Antonio Coloma y Luciano Cruz-Coke, la lectura fue diametralmente opuesta. Su análisis se centró en explotar la proyección de segunda vuelta. Coloma describió un escenario «cada día más estrecho», destacando el «alza» de su candidata. El núcleo de su argumento no es el programa, sino la viabilidad electoral: Matthei, al ostentar «menos rechazo» y tener «más capacidad de ampliar el voto», se presenta como el instrumento más eficaz para derrotar a Jara. Cruz-Coke reforzó esta idea hablando de un «empate técnico» por el segundo lugar y posicionando a Matthei como la candidata con los equipos «más transversales» para garantizar gobernabilidad, un guiño directo a electores indecisos y a sectores de derecha que podrían ver con recelo a Kast.
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El Comando Kast: La Polarización como Destino: Desde el comando de Kast, Arturo Squella, presidente del Partido Republicano, ofreció la lectura más determinista. Para ellos, la «foto final» ya está tomada: una segunda vuelta entre «Jara y Kast». Este relato busca consolidar la elección como un plebiscito entre dos modelos antagónicos de sociedad, eliminando del imaginario colectivo la posibilidad de una tercera vía. Su llamado a una señal «rotunda a favor del cambio» prioriza la seguridad, el orden y el progreso, apelando a un electorado movilizado por el rechazo al gobierno actual y buscando capitalizar el voto duro de la oposición.
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Kaiser y el Voto Útil de la Oposición: La declaración de Johannes Kaiser desde Coyhaaye, aunque breve, fue estratégicamente significativa. Al afirmar categóricamente «no voy a votar por Jara» y comprometer el apoyo de su partido a quien sea el candidato opositor, Kaiser intenta posicionarse como un actor pivotal. Su mensaje es un llamado al «voto útil» dentro de su espacio: un voto a su candidatura no sería un voto perdido, sino una inversión que, en última instancia, se canalizará para evitar la continuidad oficialista, buscando seducir a electores de Kast y Matthei que dudan de sus chances reales.
En conclusión, las encuestas de veda no han aclarado el panorama, sino que han revelado sus complejidades. Mientras la primera vuelta muestra un electorado fragmentado, la proyección a segunda vuelta instala una lógica de polarización que las campañas intentan manejar a su favor. La batalla final ya no es solo por las preferencias, sino por el control del relato: si será una elección sobre propuestas concretas, sobre viabilidad electoral o sobre un choque de modelos irreconciliables.
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