Un reciente estudio publicado en la revista JAMA Oncology ha confirmado por primera vez cuánta actividad física semanal es necesaria para reducir el riesgo de cáncer digestivo y las muertes asociadas a esta causa. El trabajo, liderado por un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.) y colaboradores de instituciones en Brasil, Chile y Corea del Sur, revela que alcanzar una cantidad moderada de ejercicio físico a la semana puede ser suficiente para reducir considerablemente el riesgo, sin necesidad de realizar rutinas extremas.
Cinco horas de caminata rápida o dos horas de trote semanales son suficientes
El estudio determinó que una cantidad de ejercicio equivalente a cinco horas de caminata rápida o dos horas de trote a la semana es suficiente para disminuir el riesgo de desarrollar cáncer digestivo. Según los investigadores, la clave no está en forzarse al límite todos los días, sino en la constancia en la actividad física, sin necesidad de rutinas extremas. «La constancia, no la intensidad, es lo que importa», señalaron los expertos.
El equipo de investigación estuvo compuesto por Yiwen Zhang, Dong Hoon Lee, Leandro F. M. Rezende, NaNa Keum y Edward Giovannucci, todos ellos miembros del Departamento de Nutrición y Epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard T.H. Chan. Además, colaboraron especialistas de la Universidad Yonsei en Corea del Sur, el Centro de Investigación en Epidemiología de Enfermedades Crónicas de la Universidad Federal de San Pablo (Brasil) y la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Chile.
Impacto del cáncer digestivo en la salud mundial
El cáncer digestivo, que abarca tumores en órganos del tracto digestivo como la boca, garganta, esófago, estómago, intestinos, colon, recto, así como órganos como el páncreas, vesícula e hígado, representa aproximadamente un tercio de todos los cánceres y cerca del 40% de las muertes por cáncer a nivel mundial. Aunque existen factores de riesgo conocidos como el sobrepeso, el consumo de tabaco, el alcohol y una mala alimentación, la actividad física ha emergido como un factor protector al mejorar el peso corporal, reducir la inflamación, regular los niveles de insulina y fortalecer el sistema inmunológico.
Hasta la fecha, no se había logrado determinar con certeza cuánta actividad física era necesaria ni por cuánto tiempo debía mantenerse ese hábito para obtener una protección efectiva contra el cáncer digestivo. La pregunta era crucial, ya que muchos estudios previos solo evaluaban el comportamiento físico en un momento específico de la vida, sin seguir a los participantes a lo largo del tiempo.
El diseño y los resultados del estudio
Para abordar esta cuestión, los investigadores analizaron datos de tres grandes cohortes en Estados Unidos: el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, el Estudio de Salud de Enfermeras y el Estudio de Salud de Enfermeras II. En total, participaron más de 231.000 adultos que al inicio del estudio estaban libres de cáncer y enfermedades cardíacas. Durante un seguimiento de hasta 32 años, los participantes completaron cuestionarios cada dos años sobre su nivel de ejercicio, medido en horas MET por semana. Un MET (equivalente metabólico) es la unidad que mide el gasto energético del cuerpo durante la actividad física.
Los investigadores no solo midieron la cantidad de ejercicio, sino también la regularidad con la que los participantes alcanzaban al menos 7,5 horas MET por semana, lo que equivale a aproximadamente cinco horas de caminata rápida. Durante el periodo de estudio, se registraron 6.538 casos nuevos de cáncer digestivo y 3.791 muertes asociadas a esta causa.
El análisis reveló que los participantes que realizaron más ejercicio tuvieron un 27% menos riesgo de desarrollar cáncer digestivo en comparación con aquellos que fueron menos activos. Sin embargo, los beneficios no aumentaron al realizar más ejercicio: el riesgo se estabilizó al alcanzar las 50 horas MET por semana, lo que demuestra que no es necesario duplicar el esfuerzo para obtener protección.
Este efecto positivo se mantuvo constante en ambos sexos, independientemente de la edad, el estado nutricional y las costumbres alimentarias de los participantes. Además, los beneficios del ejercicio moderado se mantuvieron incluso después de tener en cuenta otros factores de riesgo como el peso, el consumo de tabaco y la dieta.
Recomendaciones de los investigadores
Los investigadores concluyeron que cumplir con la recomendación de actividad física semanal de manera sostenida es la mejor estrategia para reducir el riesgo de cáncer digestivo. De acuerdo con sus hallazgos, la meta recomendada es cinco horas de caminata rápida o dos horas de trote a la semana. Además, enfatizaron la importancia de mantener la regularidad del ejercicio, en lugar de centrarse en esfuerzos extremos o en grandes volúmenes de actividad ocasional.
A pesar de la solidez de los resultados, los investigadores reconocieron algunas limitaciones, como el hecho de que los datos sobre actividad física provienen de autoencuestas, lo que puede introducir errores. Además, señalaron que la mayoría de los participantes eran profesionales de la salud y personas blancas, por lo que sería necesario replicar el estudio en grupos más diversos.
La opinión de los expertos
El Dr. Rubén Kowalyszyn, secretario general de la Asociación Argentina de Oncología Clínica y director médico del Instituto Multidisciplinario de Oncología en Viedma, Río Negro, destacó la importancia del estudio, señalando que los resultados se suman a la evidencia existente sobre los beneficios de la actividad física en la prevención del cáncer digestivo. Kowalyszyn subrayó que mantener un peso adecuado, realizar actividad física regular y seguir una buena alimentación son fundamentales para reducir las probabilidades de desarrollar cáncer digestivo y mejorar la salud en general.
Conclusiones y futuras investigaciones
Aunque los hallazgos del estudio son prometedores, los investigadores concluyeron que quedan pendientes más estudios que ayuden a entender mejor cómo funciona el efecto protector del ejercicio y si estos resultados se replican en otras poblaciones. No obstante, la evidencia actual respalda la idea de que la actividad física regular y moderada es una de las estrategias más efectivas para reducir el riesgo de cáncer digestivo.
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