La primavera trae consigo días más largos, flores en su esplendor… y para muchos, una ola de estornudos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 20% de la población mundial sufre rinitis alérgica estacional, un trastorno respiratorio que se ha incrementado en las últimas décadas debido al cambio climático y la contaminación ambiental.

¿Por qué aumentan las alergias en primavera?

Los expertos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) advierten que las alteraciones climáticas han modificado los ciclos de floración, provocando una mayor liberación de polen y durante más tiempo.

“Las partículas contaminantes también cambian la estructura del polen, haciéndolo más agresivo para las vías respiratorias”, explica la doctora Laura Méndez, inmunóloga clínica del Instituto Nacional de Salud.

Cuando una persona alérgica inhala polen, su sistema inmunitario lo interpreta como una amenaza y libera histamina, una sustancia que causa inflamación de las mucosas, congestión nasal, picazón ocular y estornudos repetidos.

Tratamientos basados en evidencia científica

El abordaje médico actual se apoya en terapias con eficacia comprobada:

  • Antihistamínicos de segunda generación, como la cetirizina o la loratadina, que bloquean la acción de la histamina sin provocar somnolencia.

  • Corticoides nasales, recomendados en casos más intensos, que reducen la inflamación local.

  • Inmunoterapia específica o “vacuna antialérgica”, un tratamiento de larga duración que entrena al sistema inmunológico para tolerar el alérgeno.

Según estudios publicados en The Journal of Allergy and Clinical Immunology, la inmunoterapia puede disminuir hasta en un 80% los síntomas tras tres años de aplicación regular.

Cómo reducir la exposición al polen

Los especialistas insisten en que la prevención ambiental es clave. Estas medidas pueden marcar la diferencia:

  • Consulta a diario los niveles de polen en tu zona.

  • Cierra las ventanas del hogar y del coche durante los días de alta concentración.

  • Usa gafas de sol y mascarilla FFP2 si pasas mucho tiempo al aire libre.

  • Cámbiate de ropa y dúchate al llegar a casa para eliminar el polen del cabello y la piel.

  • Evita secar la ropa afuera, especialmente en días ventosos.

Cambio climático y contaminación: una combinación peligrosa

Investigaciones recientes del European Respiratory Journal confirman que las partículas finas de contaminación (PM2.5 y PM10) se adhieren al polen, haciéndolo más alergénico y capaz de llegar a los pulmones.

Además, las temperaturas más altas han extendido la temporada de polinización de especies como el olivo o las gramíneas hasta un mes más larga que hace tres décadas.

“El cambio climático está difuminando las estaciones. Hoy vemos síntomas alérgicos en meses en los que antes no existían”, advierte la doctora Méndez.

Conclusión: prevenir para disfrutar

La evidencia científica demuestra que las alergias no son un destino inevitable de la primavera. Con un diagnóstico personalizado, tratamiento médico adecuado y hábitos preventivos, es posible disfrutar de la estación más colorida del año sin miedo a los estornudos.

La clave está en anticiparse, consultar a un especialista y mantener el control ambiental. Porque la primavera puede —y debe— disfrutarse con salud.

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