El nuevo gobierno de Bolivia, encabezado por el presidente Rodrigo Paz, anunció un cambio profundo en su política exterior, marcando el inicio de una nueva etapa diplomática caracterizada por el pragmatismo y el distanciamiento respecto a los regímenes de Nicaragua, Cuba y Venezuela, aunque sin cerrar completamente las vías de diálogo.
El canciller Fernando Aramayo presentó las líneas centrales de la diplomacia boliviana bajo esta administración, destacando la voluntad del país de reinsertarse en la comunidad internacional sobre la base de valores democráticos y cooperación equilibrada.
“Vamos a convivir e interactuar con quienes compartimos valores y principios, pero eso no significa que dejemos de dialogar con quienes no necesariamente los comparten”, señaló Aramayo, en alusión a los vínculos históricos con Nicaragua, Cuba y Venezuela.
Un giro pragmático tras años de alineamiento ideológico
Aramayo subrayó que la nueva política exterior boliviana dejará atrás la alineación ideológica del Movimiento al Socialismo (MAS), adoptando un enfoque más pragmático y orientado a resultados.
El presidente Rodrigo Paz ha definido la democracia como eje rector de las relaciones internacionales de su gobierno, diferenciándose abiertamente del modelo impulsado por Evo Morales y Luis Arce.
“Nuestro mensaje es claro: poner a Bolivia en el mundo y que el mundo venga a Bolivia. Para ello estamos haciendo todos los esfuerzos”, declaró el mandatario, delineando las bases de su política exterior.
Reanudación de relaciones con Estados Unidos
Uno de los movimientos más significativos de este giro diplomático es la reapertura de relaciones con Estados Unidos, interrumpidas desde 2008, cuando el entonces presidente Evo Morales expulsó al embajador estadounidense.
El mandatario boliviano reveló que ya ha sostenido comunicaciones con el subsecretario de Estado norteamericano, Christopher Landau, y manifestó su interés en normalizar las relaciones bilaterales.
“Estados Unidos juega un rol preponderante con el cual vamos a restablecer, Dios mediante, si así es la voluntad de ambas partes, nuestra relación”, puntualizó Paz.
Posición ante regímenes autoritarios y respaldo a la oposición venezolana
En el plano regional, el gobierno boliviano anunció que mantendrá diálogo con todas las naciones, aunque marcará distancia política con regímenes considerados ajenos a los estándares democráticos.
Este nuevo enfoque quedó reflejado en la invitación que el presidente Paz cursó a la líder opositora venezolana María Corina Machado, recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, para asistir a su ceremonia de investidura en La Paz.
Durante el acto, el mandatario expresó su respaldo a la lucha democrática en Venezuela, subrayando la importancia de la libertad y los derechos humanos como principios comunes entre ambos países.
Relación con Chile y perspectivas regionales
El canciller Aramayo también confirmó que el gobierno de Paz revisará la relación con Chile, país con el que Bolivia no mantiene relaciones diplomáticas a nivel de embajadores desde 1978, aunque sí vínculos consulares.
Ambos países siguen enfrentados por la disputa histórica sobre la salida al mar, originada tras la Guerra del Pacífico en el siglo XIX. En 2018, la Corte Internacional de Justicia de La Haya falló en contra de Bolivia, estableciendo que Chile no tiene obligación de negociar el acceso soberano al océano Pacífico.
A pesar de estos antecedentes, la ceremonia de investidura de Rodrigo Paz contó con la asistencia de cinco mandatarios sudamericanos, entre ellos el presidente chileno Gabriel Boric, quien expresó su voluntad de fortalecer el diálogo bilateral.
“Me voy con ganas de seguir trabajando por la hermandad de nuestros pueblos”, declaró Boric tras la ceremonia.
Una diplomacia de diálogo y respeto institucional
El viraje diplomático boliviano apunta a consolidar una política exterior de diálogo responsable, respeto institucional y búsqueda de cooperación internacional, tomando distancia del eje ideológico que caracterizó a los gobiernos del MAS.
Con este nuevo enfoque, el gobierno de Rodrigo Paz busca reposicionar a Bolivia en el escenario regional y global, impulsando una agenda basada en la democracia, la estabilidad y el equilibrio diplomático.
“Nuestro objetivo es que Bolivia sea un país que dialogue, que coopere y que sea respetado en el mundo”, concluyó el canciller Aramayo.
/psg



